Crítica:

Poesía y verdad

Escribe Rosa Sala en la introducción a Poesía y verdad, publicada en Alba Editorial, que esta fundamental autobiografía de los años de juventud de Goethe es "un documento vital elevado a la categoría de obra de arte sin renunciar por ello a su carácter documental". El recital que anteayer dieron en la Zarzuela de Madrid Cristoph Prégardien y Michael Gees, con obras de varios compositores sobre textos de Goethe, tuvo algo de documento vital, de obra de arte y de carácter documental, pero sobre todo tuvo poesía y verdad.Los recitales líricos se suelen organizar alrededor de bloques de cuatro o c...

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Escribe Rosa Sala en la introducción a Poesía y verdad, publicada en Alba Editorial, que esta fundamental autobiografía de los años de juventud de Goethe es "un documento vital elevado a la categoría de obra de arte sin renunciar por ello a su carácter documental". El recital que anteayer dieron en la Zarzuela de Madrid Cristoph Prégardien y Michael Gees, con obras de varios compositores sobre textos de Goethe, tuvo algo de documento vital, de obra de arte y de carácter documental, pero sobre todo tuvo poesía y verdad.Los recitales líricos se suelen organizar alrededor de bloques de cuatro o cinco autores, o, a lo sumo, con carácter monográfico, debido a la extensión de algunos ciclos determinados. Centrarlos en el texto es algo muy poco frecuente. Hacerlos rodar sobre la poesía de Goethe es un valor cultural añadido de muchos quilates.

Christoph Prégardien

Christoph Prégardien (tenor). Michael Gees (piano). Varios autores, sobre textos de Goethe. Fundación Cajamadrid. Teatro de la Zarzuela, 18 de octubre.

La palabra queda así magnificada. La selección de las diferentes canciones y su ordenación adquieren su sentido en función de las características vocales del cantante y en una cuestión de ritmo, o, si se quiere, de contrastes. A la sombra de Goethe se pasó de los sentimientos del otoño a la delicia de la melancolía, de la calma del mar a la primera pérdida, de las canciones nocturnas del caminante al ensimismamiento. Lo primero que prevaleció fue una sensación de eternidad, de actualidad de Goethe. Prégardien fue claro en la dicción, luminoso en las progresiones dramáticas, justo en los matices. Su forma de canto fue liederista en la atención al valor de cada palabra, de cada sílaba, de cada frase. Importa menos el valor dramatúrgico que la transparencia del texto. La interpretación enfatiza precisamente la contención expresiva. El tenor comunica con naturalidad, pero sin concesiones. Gees, desde el piano, respira y dialoga con el cantante, estableciendo juegos imprescindibles de correspondencias entre la palabra y la música.

Tímbrica y técnicamente correcto, interpretativamente supremo, Prégardien sorprendió en Madrid por su equilibrada lucidez. Gees fue un acompañante ideal. El VI Ciclo de Lied ha arrancado con paso firme.

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