Gustaron sin entusiasmar
Sorprendente expectación, dentro de los circuitos del rock, la levantada en la capital por Ezquizitos, un grupo mexicano que practica una suerte de psychobilly surf con auténtico regusto por la imaginería y el culto a la muerte propios de su país de origen. Salieron a escena ataviados con máscaras de cuero de luchador mexicano y establecieron, desde el primer compás, una corriente turbia de rock hipnótico con acelerones punkis y el constante equilibrio entre una base rítmica consistente y una guitarra a veces distorsionada, a veces tratada con ecos o reverberaciones. Las canciones hablaban de ...
Sorprendente expectación, dentro de los circuitos del rock, la levantada en la capital por Ezquizitos, un grupo mexicano que practica una suerte de psychobilly surf con auténtico regusto por la imaginería y el culto a la muerte propios de su país de origen. Salieron a escena ataviados con máscaras de cuero de luchador mexicano y establecieron, desde el primer compás, una corriente turbia de rock hipnótico con acelerones punkis y el constante equilibrio entre una base rítmica consistente y una guitarra a veces distorsionada, a veces tratada con ecos o reverberaciones. Las canciones hablaban de esos temas de culto negro que han seducido a varias generaciones: La motosierra de Henry, Un día en Texas, I walked like a zombie... Aunque también hicieron versiones de Jimmy Jazz, de The Clash, y La Bamba. Ezquizitos gustaron sin entusiasmar.
Ezquizitos
Sala El Sol. 1.000. Madrid, sábado 2 de octubre.