El terremoto ha destruido ríos y montañas de Taiwan
El violento terremoto que el pasado martes azotó la isla de Formosa no sólo se ha saldado con 2.022 víctimas hasta ahora y cuantiosas pérdidas materiales, sino que ha trasnformado la geografía de la zona convirtiendo lo que antes eran montañas en colinas y formando lagos donde antes había ríos. Las montañas de Chiufeng, que antes del seismo alcanzaban los 1.174 metros de altitud, ahora son simples colinas. Un gigantesco corrimiento de tierra ha desplazado las cumbres hasta el idílico valle situado a los pies de las montañas. El resultado es que cuarenta personas han quedado sepultadas y el val...
El violento terremoto que el pasado martes azotó la isla de Formosa no sólo se ha saldado con 2.022 víctimas hasta ahora y cuantiosas pérdidas materiales, sino que ha trasnformado la geografía de la zona convirtiendo lo que antes eran montañas en colinas y formando lagos donde antes había ríos. Las montañas de Chiufeng, que antes del seismo alcanzaban los 1.174 metros de altitud, ahora son simples colinas. Un gigantesco corrimiento de tierra ha desplazado las cumbres hasta el idílico valle situado a los pies de las montañas. El resultado es que cuarenta personas han quedado sepultadas y el valle es en la actualidada un inmenso depósito de piedras. Otra zona turística ha perdido toda su vegetación arrastrada por las piedras. Algunos ríos, como el Chingshuishi, han visto su curso interrumpido por centenares de toneladas de tierra caída desde las montañas. El resultado es la formación de nuevos lagos en la geografía taiwanesa.
El presidente de Taiwan, Lee Teng-hui, anunció ayer la declaración del estado de emergencia, que, en opinión de las autoridades del país, les permitirá "mostrarse más eficaces" en las labores de ayuda a las víctimas del teremoto y en las tareas de reconstrucción. La atención se centra ahora en las 80.000 personas que se han quedado sin hogar. Los equipos de demolición ya han comenzado a derribar los restos de numerosos edificios una vez descartada la posibilidad de hallar a nadie con vida.