Cartas al director

Sin dormir en Las Vistillas

¡Cuídese, señor alcalde! Viva estos días con especial precaución, no vaya a ser que el chófer de su coche oficial, el operario que maneja una maquinaria pesada de ésas que adornan nuestra ciudad, el técnico que revisa precisamente hoy el ascensor de su vivienda o -¡Dios no lo quiera!- el cirujano que debe practicarle una intervención urgente, cualquiera de ellos, tenga la desgracia de vivir en las proximidades de Las Vistillas. De ser así, con toda seguridad no habrá podido conciliar el sueño hasta bien pasadas las tres de la madrugada; eso, sí la irritación que produce el exceso de decibelios...

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¡Cuídese, señor alcalde! Viva estos días con especial precaución, no vaya a ser que el chófer de su coche oficial, el operario que maneja una maquinaria pesada de ésas que adornan nuestra ciudad, el técnico que revisa precisamente hoy el ascensor de su vivienda o -¡Dios no lo quiera!- el cirujano que debe practicarle una intervención urgente, cualquiera de ellos, tenga la desgracia de vivir en las proximidades de Las Vistillas. De ser así, con toda seguridad no habrá podido conciliar el sueño hasta bien pasadas las tres de la madrugada; eso, sí la irritación que produce el exceso de decibelios no le ha mantenido despierto el resto de la noche.¡Cuídese, señor alcalde! Su vida puede estar en peligro, y ya que no parece importarle la calidad de vida de sus convecinos, al menos preocúpese de los efectos que puede tener en la suya.- .

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