Cartas al director

Destrucciones

Tras la lamentable destrucción de la pagoda del gran arquitecto Miguel Fisac, leo en su diario otro caso igualmente lamentable: la destrucción en la calle de Serrano de la magnífica fachada de mi profesor y arquitecto Javier Carvajal. Esto me indigna y me afecta sobremanera, como a tantos compañeros y ciudadanos que asistimos pasivamente a la destrucción de obras que enriquecen nuestra ciudad. Como yo estoy sufriendo en mi propia carne la destrucción de mi parroquia de Santa María de Canaá, en Pozuelo; y esto pese a la opinión unánime del Colegio de Arquitectos, que me apoya, y de todos los fe...

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Tras la lamentable destrucción de la pagoda del gran arquitecto Miguel Fisac, leo en su diario otro caso igualmente lamentable: la destrucción en la calle de Serrano de la magnífica fachada de mi profesor y arquitecto Javier Carvajal. Esto me indigna y me afecta sobremanera, como a tantos compañeros y ciudadanos que asistimos pasivamente a la destrucción de obras que enriquecen nuestra ciudad. Como yo estoy sufriendo en mi propia carne la destrucción de mi parroquia de Santa María de Canaá, en Pozuelo; y esto pese a la opinión unánime del Colegio de Arquitectos, que me apoya, y de todos los feligreses consultados, que la pagan; creo que es fundamental que nuestro colectivo profesional vuelva a ser lo que era hasta hace poco tiempo, y que, ayudado por todos, tenga la autoridad que tenía y merece tener para evitar estas destrucciones. No seamos, como dice el gran Francisco Nieva, "pájaros mudos, carnaza conformista y entregada".-

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