TERREMOTO POLÍTICO EN VENEZUELA

Los electores borran del mapa a los partidos que han ocupado el Gobierno durante 40 años

Los partidos tradicionales desaparecieron el domingo en Venezuela. Acción Democrática (AD, socialdemócrata) y Copei (democristiano), 40 años repartiéndose el poder y responsables, según Hugo Chávez y los suyos, de llevar el país a la ruina por su corrupción elevada a programa de Gobierno, fueron barridos por el resentimiento de millones de votantes que les dieron la espalda o se quedaron en casa. Sólo un socialdemócrata confeso se salvó de la escabechina, y los partidos que hasta hace un año parecían imprescindibles se han eclipsado junto con el viejo sistema político venezolano.

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Los partidos tradicionales desaparecieron el domingo en Venezuela. Acción Democrática (AD, socialdemócrata) y Copei (democristiano), 40 años repartiéndose el poder y responsables, según Hugo Chávez y los suyos, de llevar el país a la ruina por su corrupción elevada a programa de Gobierno, fueron barridos por el resentimiento de millones de votantes que les dieron la espalda o se quedaron en casa. Sólo un socialdemócrata confeso se salvó de la escabechina, y los partidos que hasta hace un año parecían imprescindibles se han eclipsado junto con el viejo sistema político venezolano.

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El castigo a los dos grandes partidos fue proporcional a sus pecados y rapiñas denunciadas durante cuatro décadas de alternancia más o menos ordenada, a decir de los triunfadores del domingo, y la marea alcanzó a figuras del tamaño de Carlos Andrés Pérez, dos veces presidente del país, expulsado por sus correligionarios socialdemócratas, pero símbolo vivo del antiguo sistema político, hoy sumido en la ruina completa. Pérez se presentaba por su Estado natal de Táchira y pocos dudaban de que saldría elegido. Pero no fue así. Cuando el presidente Hugo Chávez repasó los triunfos de sus seguidores en su alocución del domingo por la noche desde el balcón del palacio presidencial de Miraflores, y llegó al Estado natal del presidente contra el que se alzó en armas en 1992, hizo una pausa teatral antes de anunciar: "Por Táchira, cuatro de cuatro". La multitud prorrumpió en gritos de júbilo pues les quedó claro que con esa victoria completa, Carlos Andrés Pérez había perdido la contienda, y más aún, que el sistema político vigente desde 1961 había caído con él.Muchos esperaron aquí que Chávez hiciese burla del fracaso del ex presidente a quien le mandó los carros de combate hace siete áños, pero el mandatario se contuvo y prosiguió con la lectura de la amplia lista de sus triunfos en las elecciones celebradas el domingo en Venezuela.

El desastre abatido sobre socialdemócratas y democristianos fue de tal tamaño que las cúpulas de ambos partidos, siempre dadas a opinar y debatir sobre el embrollo nacional, guardaron silencio durante la noche del domingo. Ayer lunes, la dirección en pleno del Copei presentó su dimisión, según anunció el secretario general del partido, Dónald Ramírez. "Hoy estamos renunciando todos", dijo.

En las elecciones al Congreso del año pasado, con el chavismo ya en ascenso, la socialdemocracia logró todavía el 30% de los votos -fue el primer partido en diputados-, y 13% los democristianos; resultados nada desdeñables que apenas hacían presagiar la catástrofe que se avecinaba poco después.

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La oposición de cuatro

Desaparecidos del mapa político y en desbandada los dos grandes partidos del país, y pendiente el Congreso -donde aún cuentan con mayoría-, de disolución, la voz de la oposición queda en manos de los cuatro políticos, todos enfrentados a Chávez, pero fuera de AD y Copei, que lograron salvarse de la marea del chavismo.Cuatro entre 131: Alberto Franceschi, Alan Brewer, Claudio Fermín y Jorge Olavarría; ninguno de ellos militante de los grandes partidos derrotados el domingo.

Conscientes de la responsabilidad histórica que se les viene encima, los cuatro organizaron una conferencia de prensa el mismo domingo por la tarde, día de luto para los partidos tradicionales, y declararon que están dispuestos a mantener la voz de la disidencia en un país que se encamina a marchas forzadas hacia un sistema político monocolor.

"La aparente euforia en este momento oculta una realidad que irá revelándose", pronosticó Olavarría, quien considera que la intención del presidente de disolver el Congreso y el Tribunal Supremo es ilegal en tanto no se apruebe en referendo la nueva Constitución.

Franceschi pidió a sus oponentes que no "malinterpreten la victoria obtenida" y confió en que en un futuro próximo, todos los excluidos y hambreados por la ineficaz política económica del presidente "saltarán a la yugular de este Gobierno para convertirlo en un gobiernito".

Olavarría pronosticó que, cuando en tres o cuatro años las mayorías adversas del domingo recuperen la racionalidad, abandonarán a Chávez, Venezuela se encontrará con una Constitución inservible, y habrá que recomenzar el proceso de nuevo.

Atentos al cambio brutal del mapa político operado ese día, los medios de comunicación comenzaron ya a ningunear a los cuatro disidentes solitarios, y la mayoría de canales de televisión cortaron la transmisión que ofrecían en directo de la conferencia de prensa del domingo por la tarde. Tampoco obtuvieron espacio en primera página en ninguno de los periódicos que ayer dieron cuenta en Venezuela del triunfo arrasador de Chávez, lo que anticipa las dificultades con que contarán para mantener su discurso en las próximas semanas.

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