Un incendio intencionado y nunca esclarecido

Las personas que viven alrededor del Palacio de Congresos y Exposiciones todavía recuerdan la fecha del 15 de marzo de 1995. Era mediodía cuando se iniciaron las llamas que acabaron con el auditorio B (con una capacidad para unas 1.000 personas). Los informes policiales revelaron meses después que el incendio había sido intencionado. Sin embargo, nunca se supo quién fue el responsable. La zona devastada nunca fue reconstruida y se ha convertido ahora en el espacio donde el Ministerio de Economía quiere levantar su torre de oficinas.El fuego se desató en un almacén de mobiliario. La techumbre d...

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Las personas que viven alrededor del Palacio de Congresos y Exposiciones todavía recuerdan la fecha del 15 de marzo de 1995. Era mediodía cuando se iniciaron las llamas que acabaron con el auditorio B (con una capacidad para unas 1.000 personas). Los informes policiales revelaron meses después que el incendio había sido intencionado. Sin embargo, nunca se supo quién fue el responsable. La zona devastada nunca fue reconstruida y se ha convertido ahora en el espacio donde el Ministerio de Economía quiere levantar su torre de oficinas.El fuego se desató en un almacén de mobiliario. La techumbre del escenario se derrumbó y el auditorio se quedó reducido a escombros. El telón metálico de separación del escenario, cuyo cierre divide la sala en dos auditorios, salvó del fuego al auditorio principal, el A, con capacidad para 2.000 espectadores.

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Al día siguiente del incendio, el subdirector de los bomberos de Madrid, José Pérez Soria, afirmó que el incendio se propagó durante dos horas sin que lo detectara el sistema antiincendio. La instalación antifuegos había sido revisada la semana anterior por los técnicos de la Secretaría General de Turismo, que gestionaba el edificio. Un estudio de los bomberos de Madrid dio nuevas pistas sobre el enigma. El sistema antiincendios llevaba dos días desconectado, presumiblemente por una reparación.

Un informe de la policía científica destacó que el incendio había sido intencionado. La principal prueba residía en los "elementos aceleradores" del fuego (combustible) descubiertos bajo los escombros y que facilitaron su propagación. El informe indicaba que la autoría del incendio correspondió a alguien que conocía al detalle el edificio. Aprovechó el final de la mañana y que el edificio estaba casi vacío. Burló los controles de vigilancia. Además sabía que el sistema antiincendios llevaba dos días sin funcionar.

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