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El paseo por la historia de las armas (y, por extensión, la de las guerras) tiene algunos momentos ineludibles en una ciudad como Vitoria, que vivió una de las batallas más memorables de la llamada Guerra de la Independencia. Las tropas de Napoleón se retiraban después de años de presencia en territorio español y con ellas el hermano del emperador, José Bonaparte, uno de los personajes de peor e inmerecida fama de la historia nacional de estos dos últimos siglos. Sin embargo, el Museo de Armería de la capital alavesa acoge la que es tal vez la única muestra no guerrera de toda la exposición, ...

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El paseo por la historia de las armas (y, por extensión, la de las guerras) tiene algunos momentos ineludibles en una ciudad como Vitoria, que vivió una de las batallas más memorables de la llamada Guerra de la Independencia. Las tropas de Napoleón se retiraban después de años de presencia en territorio español y con ellas el hermano del emperador, José Bonaparte, uno de los personajes de peor e inmerecida fama de la historia nacional de estos dos últimos siglos. Sin embargo, el Museo de Armería de la capital alavesa acoge la que es tal vez la única muestra no guerrera de toda la exposición, aunque fuera botín de guerra, propiedad del también malconocido como Pepe Botella: una colección de maderas exóticas, con los cortes precisos, fiel reflejo de la sensibilidad de aquel rey. De aquella batalla de Vitoria, el museo recrea en dioramas y maquetas la evolución de los movimientos de las tropas imperiales y angloespañolas. También se cuenta con el baúl de campaña, con servicio de té, utilizado por lord Wellington y que fue entregado a la Diputación Foral por el General Álava. No hay que olvidar la espada del general francés Jourdan, cuyo retrato comparece ante el visitante junto con el bicornio, la mantilla y pistoleras del caballo y otros útiles que perdió el militar francés en su atropellada huida de la capital alavesa. Además de las armas blancas y de las de fuego, el Museo de Armería acoge una interesante selección de la pieza heredera por excelencia del arco prehistórico: la ballesta. Estas hijas evolucionadas de aquella varilla de madera tensada con una cuerda, acompañadas de su correspondiente cranequín para cargar la flecha, fueron populares en los siglos XVI y XVII. El recorrido por esta exposición de armas no podía dejar de lado la selección de piezas de origen oriental y africano. Procedentes de distintos países árabes, África Central, Persia, Turquía, Siam, China, Japón y otras islas oceánicas, tienen en las armaduras de samurai del siglo XVII las piezas más notorias de la sección exótica del Museo de Armería de Vitoria.

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