Un piso de La Pedrera recrea una vivienda burguesa de la Barcelona de principios de siglo

La casa Milà, conocida como La Pedrera, empezó a construirse en 1906. En 1911 llegaron los primeros inquilinos, en un momento en que Barcelona despegaba hacia la modernidad. La burguesía introducía rápidamente en sus hogares los signos de contemporaneidad, como el teléfono, los baños con agua caliente y la cocina de gas. Estos rasgos de modernidad son los que reproduce el Piso de la Pedrera, un nuevo espacio expositivo que hoy se abre al público y que culmina el ciclo de restauración de la obra de Gaudí, iniciado por la Fundación Caixa de Catalunya en 1986, cuando compró el edificio para conve...

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La casa Milà, conocida como La Pedrera, empezó a construirse en 1906. En 1911 llegaron los primeros inquilinos, en un momento en que Barcelona despegaba hacia la modernidad. La burguesía introducía rápidamente en sus hogares los signos de contemporaneidad, como el teléfono, los baños con agua caliente y la cocina de gas. Estos rasgos de modernidad son los que reproduce el Piso de la Pedrera, un nuevo espacio expositivo que hoy se abre al público y que culmina el ciclo de restauración de la obra de Gaudí, iniciado por la Fundación Caixa de Catalunya en 1986, cuando compró el edificio para convertirlo en centro cultural. El Piso de la Pedrera está situado en la cuarta planta y ocupa las puertas primera y segunda. El espacio en el que antes se hallaba el cuarto primera se encontraba totalmente modificado con respecto al original. Por eso acogerá una exposición permanente que muestra, mediante objetos, paneles y un audiovisual, cómo era la ciudad en las dos primeras décadas del siglo. El otro piso ha sido amueblado como una vivienda burguesa de la época. La distribución original se ha conservado. Según Miquel Milà, descendiente del promotor de La Pedrera y responsable del proyecto de interiorismo y diseño, "no se puede ser totalmente fiel, ya que es un espacio para ser visitado por el público". La antigua vivienda ha sido decorada teniendo en cuenta que coexistieron en una misma casa diferentes estilos. "Junto a piezas modernistas, hay mobiliario isabelino y de estilo imperio", explica Daniel Giralt-Miracle, director del proyecto museístico del Piso de la Pedrera. Para conseguir los muebles y las telas se ha recurrido a anticuarios y a mercadillos de segunda mano. Hasta el papel higiénico de los servicios es original.

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