El Festimad de Móstoles arranca con polvo, sudor, metal y 20.000 personas

Éxitos de Amparanoia y Skunk Anansie en el cuarto encuentro de música independiente

Todos los que se quejaban de la lluvia en la pasada edición del Festimad suspiraban ayer por algunas gotas para ayudar a enjugar el lógico sudor que produce el ir corriendo de un escenario a otro para tratar de no perderse nada. Además, el fogoso cartel de la primera jornada del Festimad del 99 se apoyaba descaradamente en los sonidos metálicos, poderosos y nada fríos, cuyo calor se podía palpar también en el ambiente. Fue la primera jornada, y hubo unas 20.000 personas, que gozaron de un ambiente pegajoso y polvoriento, lleno de actuaciones destacadas.

Era el día de Metallica, pero la ...

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Todos los que se quejaban de la lluvia en la pasada edición del Festimad suspiraban ayer por algunas gotas para ayudar a enjugar el lógico sudor que produce el ir corriendo de un escenario a otro para tratar de no perderse nada. Además, el fogoso cartel de la primera jornada del Festimad del 99 se apoyaba descaradamente en los sonidos metálicos, poderosos y nada fríos, cuyo calor se podía palpar también en el ambiente. Fue la primera jornada, y hubo unas 20.000 personas, que gozaron de un ambiente pegajoso y polvoriento, lleno de actuaciones destacadas.

Era el día de Metallica, pero la banda, que había suspendido su concierto en Gijón el miércoles alegando que el montaje del escenario no garantizaba su seguridad, se hizo esperar hasta pasadas las 12 de la noche. Antes, había sobresalido la sustitución en el escenario grande de los caídos Creed por los nacionales Superskunk. Con las canciones de su segundo disco, Planeta azul, la banda plantó cara de modo satisfactorio al público que aguantaba estoicamente la solanera. Otro sobresaliente para los madrileños Sex Museum 2000, un grupo con solera que se las ingenia para no perder nunca vigencia. Tras ellos vino la interesante aportación de los históricos Urban Dance Squad, auténticos pioneros de la tan normal ahora mezcla entre rock, funk e hip-hop. Tras varios años en silencio, venían a presentar su nuevo disco: Planet Ultra. Su propuesta fue de las más ricas, y su cantante uniformado, uno de los que mejor conectó con la audiencia. De vuelta al escenario grande, tuvo lugar una de las actuaciones que más expectativas había despertado: Monster Magnet. Liderados por el carismático vocalista Dave Windorf, el cuarteto desarrolló su personal concepto musical, que huele a gloriosos años setenta de modo evidente: briosas guitarras con solos de ejecución virtuosa, gruesas melodías, ritmos pesados y una voz carraspera para unas canciones con vocación descarada. Alguna reivindicaba abiertamente la vieja consigna sexo, drogas y rock and roll. A algunos, este grupo les pareció cosa demasiado oída. Otros, sin embargo, vieron en ellos el futuro inminente del rock masivo.

Después se produjo cierto desfase horario y el cantante y productor Tricky hizo esperar al público hora y media, sin que nadie explicara muy bien las razones de la tardanza. La cosa la pagó su público, que se perdió a los Skunk Anansie. Estos salieron a por todas con su vocalista Skin a pleno rendimiento y las canciones de su último disco, Post orgasmic chill, por montera. Gustaron y convencieron, además de ponerle la atmósfera a huevo a los reyes de la noche, el grupo Metallica, que en el momento de escribir esta crónica aún no habían comenzado su actuación.

Marcha mestiza

En el Antojito, el Festimad se torna latino, un éxito que la organización se apunta este año en el que han triunfado las potentes bandas de guitarras, los grupos de combate o la vanguardia electrónica. Los Activos, informa , pusieron allí su percusión flamenca; Los Rabanes, el punk-calypso con aromas tropicales de su país, Panamá; Macaco, sus historias de las ramblas barcelonesas pasadas por el reggae y la salsa; Color Humano, su espíritu okupa y combativo. Finalizó el día con Amparanoia. La actuación del grupo de la granadina Amparo Sánchez, que abrió su tanda con Silvia, una danzadora del vientre, fue un modelo de entrega y buen rollo. Su espíritu de mestizaje y tolerancia fue el que más pegó en la jornada latina, y la gente se hinchó a bailar, sobre todo cuando abordó el homenaje a Bambino, La pared, o sacó al escenario a Las Panteras y a Pili La Terremoto.

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