El ministro francés Kouchner, nombrado administrador provisional de la ONU
El secretario de Estado de Sanidad francés, el socialista Bernard Kouchner, un hombre experimentado en misiones humanitarias internacionales, fue nombrado ayer administrador provisional para Kosovo por el secretario general de la ONU, Kofi Annan. Cofundador en 1971 de la organización Médicos Sin Fronteras, Kouchner, de 59 años, asumirá ahora la tarea de poner en práctica el plan civil de paz de la ONU en la región devastada por la guerra. El elegido, uno de los políticos que gozan de mayor consideración entre los franceses, es una figura destacada en la lucha por la injerencia humanitaria int...
El secretario de Estado de Sanidad francés, el socialista Bernard Kouchner, un hombre experimentado en misiones humanitarias internacionales, fue nombrado ayer administrador provisional para Kosovo por el secretario general de la ONU, Kofi Annan. Cofundador en 1971 de la organización Médicos Sin Fronteras, Kouchner, de 59 años, asumirá ahora la tarea de poner en práctica el plan civil de paz de la ONU en la región devastada por la guerra. El elegido, uno de los políticos que gozan de mayor consideración entre los franceses, es una figura destacada en la lucha por la injerencia humanitaria internacional en las áreas de conflicto bélico. Es una convicción que él considera sólidamente fundamentada en su dilatada experiencia personal, iniciada en 1968 durante la guerra de Biafra a la que acudió integrado en los equipos de la Cruz Roja.
Durante la década de los setenta, como miembro de Médicos Sin Fronteras, Kouchner se implicó en las misiones humanitarias desplegadas en Líbano, el Kurdistán, Chad, Eritrea, Vietnan, Camboya, Afganistán, Somalia y una serie de países de América Central. Doctor en Medicina y antiguo militante de la Unión de Estudiantes Comunistas, Kouchner se integró en la política profesional en 1988 como secretario de Estado de Inserción Social, primero, y de Acción Humanitaria, más tarde, en el Gabinete de Michel Rocard.
Su designación, por la que Francia ha peleado en las últimas semanas, fue saludada con entusiasmo por el presidente Jacques Chirac y con mitigada satisfacción por Lionel Jospin.