La cuadratura del círculo
Un concierto con dos partes claramente diferenciadas. Es lo habitual en esta etapa de la carrera de José Mercé. En la primera sale solo, a palo seco y por tonás. Es una declaración de principios, como si dijera atención, que yo sigo siendo éste. Y lo es. Soleares, siguiriyas. Los cantes más difíciles, los que definen a un cantaor. José Mercé lo es, por supuesto, y de raza. Como él suele decir, cante lo que cante, siempre sonará flamenco. Lo demuestra en la segunda parte de este concierto, con los éxitos de ese disco que le ha catapultado irremediablemente a las estrellas, Del amanecer,...
Un concierto con dos partes claramente diferenciadas. Es lo habitual en esta etapa de la carrera de José Mercé. En la primera sale solo, a palo seco y por tonás. Es una declaración de principios, como si dijera atención, que yo sigo siendo éste. Y lo es. Soleares, siguiriyas. Los cantes más difíciles, los que definen a un cantaor. José Mercé lo es, por supuesto, y de raza. Como él suele decir, cante lo que cante, siempre sonará flamenco. Lo demuestra en la segunda parte de este concierto, con los éxitos de ese disco que le ha catapultado irremediablemente a las estrellas, Del amanecer, que tiene música de Vicente Amigo. Música fácil, pegadiza, de ritmos con frecuencia discotequeros. Efectivamente, José Mercé suena también ahí flamenco, porque su voz está cuajada de jondura y desgarro.
Veranos de la Villa: José Mercé
Con Moraíto Chico a la guitarra y grupo. Centro Cultural Conde Duque. Madrid, 1 de julio
Lo que ocurre es que este flamenco tiene un público, y el primero, otro. Es complicado llevar a los dos sectores a un punto de acuerdo. José Mercé lo está logrando parcialmente, pero hay todavía una zona insalvable de mutuo extrañamiento. José Mercé está logrando, de momento, un público prioritariamente joven y entusiasta. Esto ya es importante, aunque veamos raro que en los temas más movidos se comporte como un rockero al uso, dirigiendo a su grupo y animando las palmas y los coros del público.
El día en que esto nos parezca razonable, el encuentro entre esas dos formas de hacer flamenco se producirá con relativa normalidad, pero, hoy por hoy, nos parece casi tan imposible como la cuadratura del círculo.