LA MAESTRANZA

Cuestión de corazón

El corazón es fundamental en el toreo como sinónimo de cualidades tan importantes como el valor, el ánimo, la disposición, el espíritu de lucha... Generalmente, el corazón diferencia a los buenos de los malos toreros; al menos, a los toreros con verdaderos deseos de triunfo, dispuestos a jugarse la vida para alcanzar la gloria, y a los toreros anodinos, delicados, aburridos y sin posibilidad de un triunfo ganado, precisamente, con el corazón.Tampoco hay que despreciar la inteligencia que, con el ánimo, forma el tándem perfecto para un torero triunfador. El equilibrio entre ambos es condición i...

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El corazón es fundamental en el toreo como sinónimo de cualidades tan importantes como el valor, el ánimo, la disposición, el espíritu de lucha... Generalmente, el corazón diferencia a los buenos de los malos toreros; al menos, a los toreros con verdaderos deseos de triunfo, dispuestos a jugarse la vida para alcanzar la gloria, y a los toreros anodinos, delicados, aburridos y sin posibilidad de un triunfo ganado, precisamente, con el corazón.Tampoco hay que despreciar la inteligencia que, con el ánimo, forma el tándem perfecto para un torero triunfador. El equilibrio entre ambos es condición indispensable para que un joven cuajado de ilusiones haga realidad alguno de sus sueños.

Maza / González, Pedrito, Mariscal

Toros de Conde de la Maza, bien presentados, astifinos y descastados.Cristo González: pinchazo y casi entera (silencio); siete pinchazos y estocada (silencio). Pedrito de Portugal: pinchazo, estocada -aviso- y dobla el toro (silencio); estocada y descabello (ovación). Luis Mariscal: estocada baja (silencio); pinchazo y el toro se echa (silencio). Plaza de la Maestranza, 3 de junio. Corrida del Corpus. Media entrada.

Y el corazón no es conformista. Por eso, Cristo González ha pasado sin pena ni gloria por Sevilla. Es un torero con clase, que torea poco, y tiene la imperiosa necesidad de aprovechar las oportunidades. Pero la calidad se la dejó en el hotel, y prefirió medirse a sus toros sin convicción y sin ganas.. No tuvo un lote propicio para el toreo moderno; su primero era un toro soso, manso, que embestía con la cara alta y trataba de huir a la salida de cada pase. Pero el torero sólo puso voluntad, sin decisión ni ideas. Por eso, su faena fue triste y aburrida, al igual que la segunda, ante un animal que se lesionó una mano..

El corazón ha sido siempre el gran problema de Pedrito de Portugal, un torero que atesora calidad y cabeza, pero al que le falla el motor. No es hombre luchador, y eso se nota cuando los toros no derrochan nobleza. Es torero delicado que necesita el carro de entrenamiento para estar a gusto. No pudo con su primero, que era astifino y encastado, al que toreó muy decidido con el capote y se amilanó con la muleta. El quinto, más noble, le permitió mostrar algunos detalles de su calidad, pero era astifino y Pedrito no se confió lo suficiente. Lo intentó en terrenos diversos, combinó los pases limpios con los trapazos, y, quedó la impresión de lo que pudo ser y no fue por falta de corazón.

Y Luis Mariscal es una catarata de palpitaciones, un torbellino de nervios, un corazón desbocado. Y ya se sabe que en el punto medio está la virtud. La verdad es que, cuando se serena y piensa hace el buen toreo, como lo demostró en su primero por naturales, con el que estuvo seguro y valiente y con gran sentido de la ligazón. Pero de buenas a primeras se puso nervioso y recibió una voltereta impresionante. A punto estuvo de acabar la faena como el rosario de la aurora. El sexto era un toro con gran cuajo y mejor arboladura, que acudió cuatro veces al caballo, provocó el desorden en el ruedo y llegó a la muleta más muerto que vivo después de la tremenda paliza recibida. Mariscal sólo pudo estar voluntarioso

Nueve orejas y un rabo se cortaron en la Corrida del Corpus celebrada ayer en Granada con lleno, informa Efe, y los tres e4spadas salieron a hombros.Se lidiaron toros de Luis Algarra, terciados y flojos. Manuel Caballero, tres orejas. El Cordobés, dos orejas; aviso y oreja. El Juli, oreja; dos orejas y rabo.

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