Miquel Navarro dice que la escultura pública "necesita oficio" para resistir

El escultor valenciano Miquel Navarro se encuentra en Bilbao por un doble motivo: supervisar la instalación de su obra Casco urbano en el parque de Amézola e impartir un curso en el centro Bilbaoarte sobre el uso de metales en escultura. En las dos actividades quiere demostrar que las esculturas públicas "son para toda la vida". A Navarro no le importa que el público toque o pinte sobre su obra. "Las esculturas de los espacios públicos necesitan oficio para resistir, no sólo la idea", afirmó.

La escultura de Navarro en el parque de Amézola, financiada por los promotores inmobiliarios d...

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El escultor valenciano Miquel Navarro se encuentra en Bilbao por un doble motivo: supervisar la instalación de su obra Casco urbano en el parque de Amézola e impartir un curso en el centro Bilbaoarte sobre el uso de metales en escultura. En las dos actividades quiere demostrar que las esculturas públicas "son para toda la vida". A Navarro no le importa que el público toque o pinte sobre su obra. "Las esculturas de los espacios públicos necesitan oficio para resistir, no sólo la idea", afirmó.

La escultura de Navarro en el parque de Amézola, financiada por los promotores inmobiliarios de la zona, es la primera obra de arte colocada en un espacio público por la sociedad Bilbao Ría 2000. Antes de dos años, otras seis piezas -entre ellas esculturas de Chillida y Zugasti- serán instaladas a lo largo del paseo de la ría en la zona de Abandoibarra. La escultura de Amézola, construida en aluminio, de 12 metros de altura, es una de las piezas de Navarro que evocan la cabeza de un guerrero. La obra está coronada por unas figuras que representan dos fábricas, "en un recuerdo al pasado industrial" de Bilbao. "Está entre lo esquemático y lo figurativo", explicó. "Es grande, pero humana". Para su autor la obra tiene un caracter metafísico. Es, en definitiva, un "elemento totémico". "Los artistas no contamos cosas nuevas", añadió. "Aportamos un elemento personal del que depende nuestra originalidad". El contacto con el público que desde el pasado fin de semana rodea Casco urbano ha sido satisfactorio para el autor. "Es gente muy educada. Los vecinos parecen muy cordiales y respetuosos con la obra", aseguró el artista. Agradece la consideración que despierta su obra, pero no le asusta el contacto directo de la obra instalada en espacios públicos o, incluso, la agresión. "Deben ser obras para toda la vida", dijo. "Si están en la calle, están para todo. No se puede dramatizar. Si alguien mea, pues ha meado, que le vamos a hacer". Navarro asegura que lo grave es que el escultor falle en la ejecución de la obra, que la pieza se rompa. "Las esculturas de los espacios públicos necesitan oficio para resistir, no sólo la idea". Entre los 50 aspirantes a recibir las lecciones de Navarro, Bilbaoarte seleccionó 10 personas, la mayoría licenciados en Bellas Artes. El escultor les enseñará durante esta semana los secretos de la escultura realizada con plancha de zinc y soldadura de estaño.

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