"Se necesita mujer negra para limpieza"

Algunos transeúntes que ayer por la mañana pasaron por delante de la taberna La diva y el último de la especie, en la céntrica calle de la Nave de Valencia, no pudieron disimular su extrañeza, cuando no su asombro. Sobre la acera, encima de un tonel de cerveza, un cartel ofrecía un supuesto trabajo doméstico con la siguiente inscripción escrita a mano: "Se necesita mujer negra para limpieza". Algunas personas se paraban para leerlo por segunda vez, como hicieron dos jóvenes que expresaron su sorpresa y desagrado por el anuncio, mientras miraban al interior del local y a los alrededores. La may...

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Algunos transeúntes que ayer por la mañana pasaron por delante de la taberna La diva y el último de la especie, en la céntrica calle de la Nave de Valencia, no pudieron disimular su extrañeza, cuando no su asombro. Sobre la acera, encima de un tonel de cerveza, un cartel ofrecía un supuesto trabajo doméstico con la siguiente inscripción escrita a mano: "Se necesita mujer negra para limpieza". Algunas personas se paraban para leerlo por segunda vez, como hicieron dos jóvenes que expresaron su sorpresa y desagrado por el anuncio, mientras miraban al interior del local y a los alrededores. La mayoría leía el cartel y proseguía su camino con expresión de incredulidad. En el interior, el propietario explicó a este diario que se trata de una oferta de empleo que un particular le pidió que exhibiera en su establecimiento. Decoran la barra de la taberna botellas de vino con la figura del general Franco estampada sobre el fondo de la bandera española, además de diversas fotografías que retratan ambientes de la dictadura y que fueron captadas durante el rodaje de la película Tranvía a la Malvarrosa, de José Luis García Sánchez, basada en la novela homónima de Manuel Vicent, gran parte del cual se desarrolló en la ciudad de Valencia. Tras negarse a que se recogieran sus declaraciones por escrito, el propietario, de complexión halterofílica, quitó importancia a la cuestión. Señaló, mientras sonreía que, días atrás, una mujer que dijo ser de la asociación Cáritas entró en la taberna para interesarse por el anuncio y pedir las señas del particular, cosa que hizo sin ningún problema, aunque declinó dar los mismos datos a este diario. Cuando fue preguntado sobre la necesidad de que la mujer sea de raza negra para presentarse al trabajo de limpieza, el propietario inisistió en que los requisitos no los puso él, sino el particular citado, y sugirió que se trataba de una expresión más correcta que la de mujer de color. Algunas ONG consultadas, que se dedican a denunciar actos y comportamientos racistas y defender los derechos de los inmigrantes, mostraron ayer interés por el anuncio, pero indicaron que para poder iniciar algún tipo de actuación deben primero hablar con la persona que ha puesto el anuncio.

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