GUERRA EN YUGOSLAVIA El frente bélico

La retirada serbia no convence a la OTAN

Los aliados consideran la iniciativa como "una medida a medias" y advierten de que seguirán los ataques

ENVIADO ESPECIALAcosado por 47 días de intenso bombardeo aliado, el Ejército del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic anunció intempestivamente ayer un repliegue parcial de tropas de Kosovo para, indirectamente, facilitar el envío de fuerzas de paz de las Naciones Unidas. Tal concesión táctica fue rápidamente desechada por la OTAN y Washington, que insisten en el total cumplimiento de las cinco condiciones para poner fin a la mayor campaña militar desde la II Guerra Mundial. Con el calificativo de "una medida a medias", el Gobierno de Bill Clinton rechazó ayer de inmediato el anuncio, aunqu...

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ENVIADO ESPECIALAcosado por 47 días de intenso bombardeo aliado, el Ejército del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic anunció intempestivamente ayer un repliegue parcial de tropas de Kosovo para, indirectamente, facilitar el envío de fuerzas de paz de las Naciones Unidas. Tal concesión táctica fue rápidamente desechada por la OTAN y Washington, que insisten en el total cumplimiento de las cinco condiciones para poner fin a la mayor campaña militar desde la II Guerra Mundial. Con el calificativo de "una medida a medias", el Gobierno de Bill Clinton rechazó ayer de inmediato el anuncio, aunque éste añadió que "cualquier pequeño progreso" es bienvenido. La OTAN anunció que continuarán los ataques.

El Comando Supremo del Ejército Yugoslavo presentó la supuesta eliminación de las fuerzas del llamado Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) como la razón esencial del repliegue parcial que, según dijo, comenzó a las diez de la noche del domingo. Anoche no había posibilidad alguna de confirmar de forma independiente si, en efecto, se había registrado movimiento alguno de los aproximadamente 49.000 miembros de las tropas serbias acantonadas en la provincia. Tampoco hubo explicación oficial al hecho de que el máximo mando militar esperó hasta la tarde de ayer para hacer el anuncio."En vista de que han concluido las actividades del autodenominado ELK en Kosovo y Metohija, el comando supremo ha ordenado a partes de sus unidades del Ejército y policía que comiencen su repliegue", dice el breve comunicado difundido por la agencia oficial de noticias, Tanjug. El documento señala que la presencia de las fuerzas de seguridad serbias será rebajada "al nivel [que existía] en tiempo de paz". En ningún momento menciona cifras.

En Washington, el presidente Bill Clinton dijo que las condiciones de la OTAN para poner fin a su campaña aérea no han variado por el anuncio de Yugoslavia de una retirada parcial de las tropas serbias en Kosovo. Pero añadió que "cualquier pequeño progreso" es bienvenido. Tras una ceremonia en la Casa Blanca, y a la pregunta sobre si no le anima el anuncio yugoslavo de una retirada, respondió: "Tenemos que mejorar, pero cualquier pequeño rayo de luz, cualquier pequeño progreso es mejor que lo que fue el día anterior. Lo que tenemos que hacer es seguir trabajando, y de esa manera lo conseguiremos".

Tanto Madeleine Albright, secretaria de Estado, como Joe Lockhart, portavoz de la Casa Blanca, descartaron la supuesta iniciativa serbia haciendo alusión a que Milosevic "debe cumplir las exigencias de la OTAN". No hicieron mención al plan de paz pactado la pasada semana en Alemania por el G-8, que incluye a Rusia, informa Javier Valenzuela. El Departamento de Estado añadió en una nota que Belgrado debe aceptar una retirada total de sus tropas en Kosovo.

Retirada "verificable"

"Si hay una definición de una medida a medias, ésta es", declaró Albright. Y añadió que los bombardeos sobre Yugoslavia continuarán hasta que Milosevic acepte las exigencias de EEUU y la OTAN. Clinton, la pasada semana, se declaró dispuesto a estudiar "una pausa" en los bombardeos si Milosevic comenzaba una retirada militar y policial. Pero Albright precisó ayer que esa retirada debe ser "demostrable y verificable".No precisó quién y cómo debe "verificar" y "demostrar" esa retirada.

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La Casa Blanca señaló que no tenía constancias de que hubiera comenzado ningún repliegue de las fuerzas serbias y, a través de su portavoz, Joe Lockhart, se declaró "no interesada en gestos o medidas a medias". "Estamos interesados en que Milosevic cumpla las condiciones establecidas por la OTAN", dijo. En Londres, un portavoz del primer ministro, Tony Blair, declaró: "Las cinco condiciones de la OTAN están claras y hasta que no se hayan conseguido los bombardeos continuarán".

Milosevic ha venido insistiendo en que el Estado yugoslavo tiene derecho a mantener su presencia militar y policial en Kosovo (posiblemente unos 11.000 hombres) una vez que se concluya un acuerdo con las Naciones Unidas. Eso está totalmente fuera de los planes de la OTAN, aunque los principios aprobados por el G-8 en Bonn el jueves pasado dejan una ventana abierta para cierto tipo de presencia estatal yugoslava en Kosovo.

El anuncio se produjo después de una notable intensificación de la ofensiva aliada en el sector occidental de Kosovo. Los bombarderos de la Alianza Atlántica vienen machacando posiciones militares en el área de Djakovica desde el pasado domingo. Según fuentes militares yugoslavas, esas operaciones buscan dar apoyo aéreo a una avanzada del ELK desde territorio albanés que busca restablecer canales de suministro con unidades separatistas que resisten en las montañas entre esa ciudad y Pristina.

Incluso si Milosevic intenta realizar seriamente un repliegue - ya sea con fines tácticos o políticos (para dividir a la Alianza) o para dar una nueva señal de conciliación (tras la reciente liberación de los tres soldados norteamericanos capturados hace un mes)- éste no será un trámite fácil: los bombardeos aliados han destruido la mayoría de los puentes, carreteras y líneas de ferrocarril. Y cualquier movimiento de tropas, en la dirección que sea, sería sin duda considerado como una maniobra militar que entraría instantáneamente en la lista de objetivos de los pilotos de la Alianza.

Reacción cauta

La reacción en Belgrado, donde anoche volvieron a sonar las sirenas y se pudieron escuchar numerosas explosiones, fue cauta. La televisión serbia se limitó a leer el comunicado militar sobre el repliegue parcial. En la capital yugoslava no había virtualmente un solo político dispuesto a evaluar públicamente la sorprendente decisión militar. Sólo Zoran Djindjic, el líder del opositor Partido Demócrata (DS), que se ha refugiado en Montenegro tras haber sido declarado "traidor" por los adictos a Milosevic, pareció resumir el sentimiento de una buena parte de sus compatriotas cuando declaró telefónicamente: "Si lo del repliegue es cierto, entonces es una señal positiva. Pero hay que recordar que Milosevic es maquiavélico. Espero que hable en serio. No es momento para juegos".El anuncio del repliegue estuvo precedido por una rara señal del aparente ablandamiento de Milosevic. Yasushi Akashi, el ex diplomático japonés y ex enviado de la ONU a la ex Yugoslavia, dijo, tras una reunión con Milosevic, que el presidente yugoslavo está dispuesto a negociar una solución a la crisis sobre la base de los principios del G-8. De visita privada a Belgrado, Akashi declaró que el líder yugoslavo insiste en que cualquier fuerza de paz para Kosovo debe forzosamente llegar bajo la bandera de la Organización de Naciones Unidas y que ésta no debe estar fuertemente armada. "En esto, Milosevic se mantiene muy firme", dijo Akashi.

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