GUERRA EN YUGOSLAVIA El frente bélico

El Pentágono sospecha que Belgrado tiene un arsenal químico

Una de las lecciones que la Casa Blanca y el Pentágono aprendieron de Vietnam es que, en la era de la comunicación de masas, el control de la información y el uso de la propaganda son tan decisivos como las bombas para ganar una guerra. Esa lección vuelve a ser aplicada en Kosovo de forma tan aplastante como en la Guerra del Golfo. El último ejemplo es la filtración de la "sospecha" del Pentágono de que Yugoslavia puede contar con armas químicas. Mientras los periodistas se quejan de la falta de informaciones concretas y susceptibles de verificación por parte de los líderes políticos y milita...

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Una de las lecciones que la Casa Blanca y el Pentágono aprendieron de Vietnam es que, en la era de la comunicación de masas, el control de la información y el uso de la propaganda son tan decisivos como las bombas para ganar una guerra. Esa lección vuelve a ser aplicada en Kosovo de forma tan aplastante como en la Guerra del Golfo. El último ejemplo es la filtración de la "sospecha" del Pentágono de que Yugoslavia puede contar con armas químicas. Mientras los periodistas se quejan de la falta de informaciones concretas y susceptibles de verificación por parte de los líderes políticos y militares de EE UU, éstos machacan un discurso que demoniza a Milosevic, minimiza el fiasco de los bombardeos y crea confusión sobre los "errores" cometidos por la OTAN al matar a civiles que viajaban en un tren o componían una columna de refugiados. Y, en forma de "sospecha" o "información pendiente de confirmar", destilan a diario elementos para desacreditar al enemigo. "Es la guerra", recuerda Howard Kurtz, el especialista en comunicación de The Washington Post.

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El diario The New York Times recogió ayer, en páginas interiores y con cautelas, la "sospecha" de que Milosevic cuenta con un arsenal químico, parte del cual habría sido entregado a las fuerzas paramilitares que operan en Kosovo. El diario precisó que, según sus anónimas fuentes gubernamentales, "no existen pruebas de que las fuerzas serbias y yugoslavas hayan usado o planeen usar agentes químicos letales contra los albaneses de Kosovo".

Pero el Pentágono cree que el régimen de Belgrado ha convertido en un arma el gas lacrimógeno CS y el gas nervioso BZ, que provoca alucinaciones, y "es sospechoso de disponer de cantidades desconocidas de los mortales gas mostaza y gas sarín, aunque todavía no los ha convertido en armas". Milosevic queda así asociado con Sadam Husein, el malo por excelencia para la opinión pública norteamericana. El Pentágono, en cambio, "no tiene pruebas de que Yugoslavia esté fabricando armas biológicas".

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