Hollywood despide a un genio que despreció a la industria del cine

Hace justo una semana los dos máximos directivos de Warner Bros y los actores Tom Cruise y Nicole Kidman se encerraron en una sala de cine privada de Nueva York y vieron por primera vez las dos horas y 19 minutos en las que Kubrick había montado su última película, Eyes wide shut. El domingo por la tarde, horas antes de morir, el director habló con el copresidente de esta compañía cinematográfica sobre unas ligeras modificaciones en la banda sonora. Ahora Hollywood se despide con pasión y con respeto de un hombre atípico que trató con displicencia a la industria y al mercantilismo del s...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Hace justo una semana los dos máximos directivos de Warner Bros y los actores Tom Cruise y Nicole Kidman se encerraron en una sala de cine privada de Nueva York y vieron por primera vez las dos horas y 19 minutos en las que Kubrick había montado su última película, Eyes wide shut. El domingo por la tarde, horas antes de morir, el director habló con el copresidente de esta compañía cinematográfica sobre unas ligeras modificaciones en la banda sonora. Ahora Hollywood se despide con pasión y con respeto de un hombre atípico que trató con displicencia a la industria y al mercantilismo del séptimo arte.En 1997, Stanley Kubrick recibió el premio D. W. Griffith por su carrera cinematográfica, uno de los galardones más valorados por su nula conexión con los resultados de taquilla. Kubrick, como hizo siempre, no acudió a recoger el premio y puso para ello la excusa perfecta: estaba en Londres rodando Eyes wide shut, con Cruise y Kidman. Sin embargo, el director hizo una excepción en su vida de anacoreta y se puso por primera vez delante de la cámara (también por primera vez una cámara de vídeo) y grabó un escueto mensaje en el que aceptaba y agradecía el premio concedido.

Bajarse del coche

En esa grabación, Stanley Kubrick recordó una conversación que tuvo con su colega Steven Spielberg: "Nos preguntábamos cuál era el mayor desafío a la hora de dirigir una película", contaba Kubrick. "Creo que Steven lo resumió de la manera más profunda posible: lo más difícil cuando haces una película es bajarse del coche. Creo que entienden lo que quiero decir", ironizaba el director.Terry Semel, uno de los presidentes de Warner Bros, vio hace una semana el pase privado de Eyes wide shut (al que, por supuesto, no asistió Kubrick porque se negaba a coger un avión y salir del Reino Unido). Años antes, Semel había asistido a una ceremonia única en el mundo del cine: Kubrick reunió en su casa inglesa a un grupo de gente de la industria del cine, ante el que leyó, completo, el guión de esta película. No permitió que ninguno de ellos ni siquiera tocase una copia del guión ni dejó que nadie tomara notas. Sólo él podía poner tantas condiciones y sólo a él se le permitía comportarse de forma tan excéntrica y tan protectora de su trabajo. Semel habló por teléfono con Kubrick desde Los Ángeles horas antes de su muerte, o posiblemente minutos antes de su fallecimiento. "Nos reímos, hicimos bromas", dijo ayer este directivo de la Warner, atónito al conocer la noticia. En la conversación el director hizo unos comentarios sobre cómo debía ser el trailer de la película y mostró su intención de hacer algunos cambios en las músicas empleadas, piezas clásicas en su mayoría.

En el pase privado de Eyes wide shut el martes pasado, Kubrick exigió que el encargado del proyector trabajase de espaldas a la pantalla para garantizar que sólo los dos máximos directivos de Warner Bros y los dos protagonistas viesen la copia final de la película.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En