Crítica:ROCK

Los trucos del rock de los noventa

El grupo-puente entre la locura chic de Velvet Underground y la tortura sonora de Pavement, estos veteranos neoyorquinos -18 años de carrera-, presentó en la capital su último disco A thousand leaves. Sea por la veteranía -la Juventud Sónica tiene ya poco de joven- o por la necesidad de seguir indagando, la banda ha introducido en su nueva obra ciertas variantes en su modo de hacer música, una manera que ha condicionado de modo fundamental los diferentes estilos del rock de los noventa.Ahora el grupo concreta más sus canciones; las ciñe más al marco de los tres minutos y pico, haciéndol...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El grupo-puente entre la locura chic de Velvet Underground y la tortura sonora de Pavement, estos veteranos neoyorquinos -18 años de carrera-, presentó en la capital su último disco A thousand leaves. Sea por la veteranía -la Juventud Sónica tiene ya poco de joven- o por la necesidad de seguir indagando, la banda ha introducido en su nueva obra ciertas variantes en su modo de hacer música, una manera que ha condicionado de modo fundamental los diferentes estilos del rock de los noventa.Ahora el grupo concreta más sus canciones; las ciñe más al marco de los tres minutos y pico, haciéndolas inclinarse hacia un lado más pop en detrimento de lo experimental. No es que este álbum sea mucho más fácil que sus clásicos Bad moon rising, Daydream nation o el excelente Washing machine, pero sí se pueden retener más frases musicales y, sobre todo, revela el gran interés de sus autores por los sonidos electrónicos.

Sonic Youth

Lee Renaldo (guitarra y voz), Thurston Moore (guitarra, bajo y voz), Kim Gordon (bajo, guitarra y voz) y Steve Shelley (batería). Sala La Riviera. Madrid, martes 16 de febrero.

La banda comenzó atacando el instrumental Anagrama, para ir intercalando ráfagas del nuevo elepé con piezas de su extenso repertorio, ampliamente conocido por sus fans españoles.

La puesta en escena era sobria, aséptica y un punto desabrida. Con luces tendentes a resaltar el elemento psicótico del grupo. Mientras el batería desarrollaba secuencias rítmicas de carácter repetitivo, que casi nunca excedían los límites de velocidad del medio tiempo, los tres instrumentos de cuerdas, situados al borde del escenario, generaban un auténtico muro de sonido en el que las melodías o los simples acordes no eran relevantes; es la sustitución de la música por el ruido para activar las emociones del oyente.

Momentos intensos

Alternando las voces solistas e, incluso, el bajo y la guitarra, el matrimonio compuesto por Thurston Moore y Kimberly Gordon, la banda alcanzó momentos intensos en la interpretación de French Tickler, en la que Kim casi apela al aullido primario para expresarse, así como en la ejecución de sus temas más conocidos: Death Valley 69, Schizophrenia o la inquietante Shadow of a doubt.

Por contra, enseguida se vieron los trucos de su entramado musical -estructuras musicales cuadriculadas que alcanzan el paroxismo del ruido, para volver de nuevo al inicio del tema-. Al fin y al cabo, son los trucos vistos en infinidad de bandas de rock de la década que concluye.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En