ONCOLOGÍA

Las células tumorales pueden actuar como vacuna

La probabilidad de que se reproduzca el cáncer de colon que todavía no ha afectado a los ganglios linfáticos disminuye considerablemente cuando se trata al paciente con células de su propio tumor. Un grupo de investigadores de la Universidad Libre de Amsterdam ha logrado así provocar una reacción inmunológica del cuerpo que, según un artículo publicado esta semana en la revista británica The Lancet, llega a reducir a la mitad el número de muertos. Durante cerca de diez años, entre 1987 y 1996, los científicos holandeses trataron dos grupos de enfermos en cerca de una docena de hospitale...

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La probabilidad de que se reproduzca el cáncer de colon que todavía no ha afectado a los ganglios linfáticos disminuye considerablemente cuando se trata al paciente con células de su propio tumor. Un grupo de investigadores de la Universidad Libre de Amsterdam ha logrado así provocar una reacción inmunológica del cuerpo que, según un artículo publicado esta semana en la revista británica The Lancet, llega a reducir a la mitad el número de muertos. Durante cerca de diez años, entre 1987 y 1996, los científicos holandeses trataron dos grupos de enfermos en cerca de una docena de hospitales de un país y estudiaron la evolución paralela de las personas aquejadas de la misma dolencia tratadas con los métodos tradicionales.

El primer grupo eran pacientes de los llamados de fase II; es decir, aquellos en los que el tumor, localizado en las paredes del intestino grueso, estaba en crecimiento, pero no se había extendido a través de los ganglios linfáticos. El segundo grupo de enfermos ya se encontraba en un estadio más avanzado y las células enfermas ya no estaban localizadas en un solo lugar (fase III). En condiciones normales, y con los tratamientos tradicionales, entre el 70% y el 80% de los pacientes del primer grupo vive todavía cinco años más tarde. Para el segundo grupo, las posibilidades de supervivencia un lustro después se reducen hasta un 30%. Con ambos grupos se realizó al principio el tratamiento habitual para este tipo de cáncer, que consiste en operar para eliminar el tumor y extirpar una parte del intestino grueso. Con las células dañadas extraídas, el grupo de investigadores cultivó una vacuna que se les comenzó a administrar a los enfermos un mes después de la operación en cuatro fases. Las tres primeras se inyectaron semanalmente, y la cuarta, medio año después de la intervención. Con los pacientes del primer grupo se obtuvieron "resultados muy satisfactorios", según los científicos holandeses. Casi diez años después del tratamiento, la enfermedad había vuelto a aparecer en tan sólo un 11,8%, mientras que en los pacientes que no habían sido sometidos a la nueva terapia el porcentaje de reproducción estaba situado en el 27,1%. El número de fallecidos se había reducido a la mitad. Sin embargo, en el segundo grupo, en el que el tumor ya había afectado a los ganglios linfáticos, apenas se experimentó ninguna diferencia. Los efectos secundarios del tratamiento fueron mínimos y temporales, según los investigadores. Durante los primeros días, los pacientes experimentaron algunas décimas de fiebre, escalofríos, mareos y algunos sudores tras recibir la vacuna.

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