Ganaderos de Las Encartaciones se unen para vender su leche a la empresa que mejor les pague

Son 133 explotaciones ganaderas repartidas por todo el valle de Carranza y la villa de Lanestosa, en la comarca vizcaína de Las Encartaciones, que tras cinco años de andadura han conseguido no sólo reventar los precios, sino poner en marcha una planta de recogida y refrigeración de la leche, cuya construcción ha costado 136 millones de pesetas. Esta sociedad anónima, Guvac-Leche, no ha recibido ni una ayuda del Departamento de Agricultura del Gobierno vasco por la negativa de los ganaderos a integrarse en Iparlat, la empresa de transformación impulsada por el Ejecutivo.

La habitual inde...

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Son 133 explotaciones ganaderas repartidas por todo el valle de Carranza y la villa de Lanestosa, en la comarca vizcaína de Las Encartaciones, que tras cinco años de andadura han conseguido no sólo reventar los precios, sino poner en marcha una planta de recogida y refrigeración de la leche, cuya construcción ha costado 136 millones de pesetas. Esta sociedad anónima, Guvac-Leche, no ha recibido ni una ayuda del Departamento de Agricultura del Gobierno vasco por la negativa de los ganaderos a integrarse en Iparlat, la empresa de transformación impulsada por el Ejecutivo.

La habitual independencia, que muchas veces raya la insolidaridad, de los ganaderos tiene una excepción en el extremo occidental de Vizcaya, en los municipios de Carranza y Lanestosa. Desde mayo de 1994, funciona allí una sociedad anónima, Guvac-Leche, integrada por 133 explotaciones que se encarga de negociar la venta global de toda la leche que producen sus socios, unos 62.000 litros diarios, un 15% de lo que se ordeña en toda la comunidad autónoma vasca. Guvac-Leche nació de la impotencia de unos ganaderos que veían cómo estaban a completa merced de las industrias de transformación láctea, incluida Iparlat: los productores tenían que aceptar el precio por litro de leche impuesto por la fábrica y asumir el cobro de los litros entregados cuando la empresa tuviera a bien. Ante esta situación surgió en Carranza, el municipio que mayor número de explotaciones pecuarias tiene en proporción en todo el País Vasco, una reacción, una corriente de opinión, impulsada en principio por el sindicato agrícola EHNE, que en breve desembocó en la constitución de la sociedad anónima Guvac-Leche. Tras numerosas reuniones en los distintos barrios del valle y en la villa de Lanestosa, al final fueron 116 los ganaderos que se apuntaron para poner en marcha la empresa. La idea estaba clara: vender la leche de todos los socios de la zona al mejor postor, es decir al que pagara más por litro y pagara antes. De un año para otro, la leche subió diez pesetas por litro y el pago, que solía ser a 90 días, se situó en el 20 de cada mes. Diversificación de la oferta En la actualidad, Guvac-Leche ha diversificado la venta: si en el primer año fue la extinta Ram la que se llevaba los 32.000 litros de leche diarios que proporcionaba la sociedad, en este año serán cinco las empresas que trabajen con Guvac-Leche. "Lo que se pretende con esta diversificación es reducir los riesgos de nuestros socios", explica Amparo Flores, gerente de Guvac-Leche. Pero esta iniciativa no ha sido del gusto de todos los interesados y todos los vinculados al sector lácteo. Desde el Departamento de Agricultura del Gobierno vasco se considera casi una traición la decisión de los ganaderos carranzanos. "El Gobierno vasco está apostando por Iparlat, un proyecto fuerte que quiere contar con todas las explotaciones del país vasco, que están agrupadas en las cooperativas Gurelesa y Copeleche. Pero los ganaderos de Carranza no quieren participar. Lo de Guvac-Leche es pan para hoy y hambre para mañana", aventura Jesús María Alonso, actual director de Agricultura. Iparlat es la empresa de transformación de productos lácteos impulsada por el Gobierno vasco y creada por las cooperativas Gurelesa y Copeleche, después de su fusión en 1992. A la planta de Urnieta de Iparlat llega la leche de la mayor parte de los ganaderos vascos y navarros. El presidente de su Consejo de Administración, José Larrea, cree que Iparlat no puede satisfacer las pretensiones de Guvac-Leche. "No podemos pagar a Guvac-Leche un precio distinto que al resto de los demás ganaderos del País Vasco". Sin embargo, en Guvac-Leche han ofrecido su leche a Iparlat, que ha respondido que aceptaría siempre que fuera toda la producción de la sociedad carranzana la que se pusiera en venta. La última iniciativa que ha puesto en marcha Guvac-Leche es una planta de recogida y refrigeración de toda la producción de sus socios. Este centro, que ha costado 136 millones de pesetas, no ha recibido ni una subvención del Departamento de Agricultura. Amparo Flores insiste en este dato: "Desde que surgió la sociedad, no hemos mantenido ni una entrevista con el departamento, a pesar de que las hemos solicitado. Y en cuanto a las ayudas que provienen de la Unión Europea aunque cumplimos todos los requisitos, siempre nos las han denegado, sin ningún tipo de argumentos".

"Queremos seguir nuestro camino"

La tradición ganadera de Carranza ha hecho de este valle vizcaíno, el mayor por extensión de todo su territorio, el referente de las explotaciones de vacuno destinadas a la producción de leche. No en vano, entre sus múltiples granjas se encuentran las principales productoras del País Vasco, tanto en cantidad como en calidad. Entre ellas está la de los hermanos Barreras, ganadores de varios concursos de explotaciones agrícolas y ganaderas, que cuidan de una cuadra formada por 160 vacas, con más de una procedente de Canadá, donde se celebra la famosa llamada Feria de las Estrellas, que ofrece el mejor ganado vacuno. Ellos también trabajan con Guvac-Leche, y han notado los cambios, sobre todo a la hora de cobrar. Ahora tienen la seguridad de que pueden afrontar sus distintos compromisos sin temor a pasar apuros y quedarse en números rojos. Pero no todos los ganaderos carranzanos están integrados en Guvac-Leche. "Sin embargo, éstos también han visto cómo repercutia en ellos las transformaciones logradas por la sociedad. Así, las empresas tienen distintos precios para Carranza y Lanestosa que para otros lugares de la comunidad autónoma", aclara Amparo Flores, gerente de Guvac-Leche. De momento, la mayoria de los ganaderos de esta sociedad continúan con su política de vender toda su leche a los mejores postores. Y no temen al futuro. Así lo explica Amaparo Flores, "Queremos decidir por nosotros, seguir nuestro camino. No pensamos que nuestra iniciativa y la de Iparlat sean incompatibles, ni estén enfrentadas. Además, nosotros producimos e Iparlat transforma. Por eso no entendemos el mutismo del Departamento de Agricultura del gobierno vasvco ante nuestras solicitudes". Cuando la planta de recogida y refrigeración ya está practicamente en marcha, Guvac-Leche ya está pensando en nuevos proyectos, como podría ser la transformación de la leche de sus socios por la misma sociedad, lo que redundaria en nuevos beneficios para un valle caracterizado por la escasez de trabajo.

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