Las lecturas perversas

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Si muchas partes del doble blanco recogen el descontento interno, la amargura, la agresividad de los Beatles en 1968, tal vez no debería extrañar que el disco haya inspirado interpretaciones aberrantes. Para la extrema derecha más paranoica, la primera canción, Back in the USSR, confirmaba los rumores de la filiación comunista de los Beatles. Más desdichado fue el uso que del álbum blanco hizo un tal Charles Manson, ex presidiario que lavó el cerebro a un puñado de hippies californianos con escasas neuronas. Les convenció de que los Beatles le mandaban consignas secretas a través de canciones turbias como Helter skelter o Piggies, empujando a su secta a una carrera de despiadados asesinatos -entre ellos, los de la actriz Sharon Tate y sus amigos-. Fue la puntilla para muchas utopías contraculturales. Lennon se declararía luego espantado ante semejantes delirios.

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