Crítica:POP

Con las pilas bien puestas

Ante un público absolutamente entregado que llenó casi por completo el recinto, El Artista, ese cuyo logotipo parece una llavecita, volvió por sus fueros y demostrando que, aunque esté peleado con la todopoderosa industria discográfica y le sea negado un valiosísimo apoyo promocional, el público de cualquier parte del mundo siempre es capaz de apreciar y valorar aquello que a este pequeño gran hombre originario de Minneapolis le sobra: talento.

El espectáculo de presentación de su último disco, New power soul, está absolutamente concebido para resaltar las paletadas de talento es...

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Ante un público absolutamente entregado que llenó casi por completo el recinto, El Artista, ese cuyo logotipo parece una llavecita, volvió por sus fueros y demostrando que, aunque esté peleado con la todopoderosa industria discográfica y le sea negado un valiosísimo apoyo promocional, el público de cualquier parte del mundo siempre es capaz de apreciar y valorar aquello que a este pequeño gran hombre originario de Minneapolis le sobra: talento.

El espectáculo de presentación de su último disco, New power soul, está absolutamente concebido para resaltar las paletadas de talento escénico que posee la estrella. Esta atraviesa una época feliz en la que el cuerpo le responde como si se tratase de un chaval o de un atleta; canta y baila como los ángeles, su energía parece inagotable y sus recursos expresivos aparecen continuamente cargados. Con las pilas especialmente puestas.

El Artista & New Power Generation + Larry Graham

Palacio de los Deportes de la Comunidad Autónoma de Madrid

400 y 5.400 pesetas.

Además también parece que, como fruto de la falta de respaldo antes aludida, el ególatra que siempre ha vivido dentro del cuerpo de este artista de nombre impronunciable, se encontrase más calmado y resultado más accesible a un gran público tan lejano a él como es el español. Felizmente, hasta parecía simpatiquísimo y tuvo el detalle de bailar con su esposa Mayte el tema The one.

Este compositor, virtuoso y excelente cantante, había iniciado el espectáculo a eso de las nueve de la noche, prestando a su excelente banda —la New Power

Generation— como soporte para el lucimiento del histórico bajista de una de las bandas que más le habían influido: Sly & The Family Stones. Larry Graham tuvo tiempo, como aproximadamente 40 minutos, para tratar de calentar por su cuenta al respetable. Sin embargo; se ve que el cabeza de cartel no puede permanecer demasiado tiempo sentado en su camerino, porque a los acordes del segundo tema de la noche, Free, saltaba a las tablas para proporcionar el sonido de su rabiosa guitarra al funk reinante. Graham terminó su preámbulo improvisando el clásico (I'm gonna take you) Higher, para dar paso a la presencia del que todos esperaban.

Traca de ternas

Con Jam of the year se inició una traca de temas en la que abunda ron los medleys de éxitos encade nados en versiones más cortas. El Artista empuñaba desde el principio la guitarra, o bien hacía correr sus dedos de forma mágica a lo largo del teclado del piano al que trepaba cada dos por tres.

El primer momento realmente bello de la noche de ayer se produjo con la ejecución de Purple rain, la canción que marca el techo creativo de Prince hasta la fecha. Después habían de sonar también los reconocibles estribillos de The red corvette o I would die for you, y también se produjo la ejecución de un tema con connotaciones místicas, The cross. También hubo momento para invitar a los espectadores a bailar al escenario y el final dejó al exhausto público vibrando, conectado al corazón de este artista que hizo una profética canción acerca del año que está a punto de empezar.

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