Cartas al director

Perdón

En contestación a la carta aparecida en su diario acusando a La Boca del Lobo de pisotear la legalidad amparándose en un hipotético derecho al ocio, no me queda más remedio que pedir humildemente perdón y reconocer que La Boca del Lobo está al margen de la ley. Cuando alguien está al margen de la ley, tiene pocos caminos:1. Cumplir la condena.

2. Suplicar perdón y así cumplir una condena más benévola.

3. Seguir actuando dentro de la ilegalidad. Como propietario e impulsor de esta Boca del Lobo que va de boca en boca, he decidido humildemente pedir perdón. P...

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En contestación a la carta aparecida en su diario acusando a La Boca del Lobo de pisotear la legalidad amparándose en un hipotético derecho al ocio, no me queda más remedio que pedir humildemente perdón y reconocer que La Boca del Lobo está al margen de la ley. Cuando alguien está al margen de la ley, tiene pocos caminos:1. Cumplir la condena.

2. Suplicar perdón y así cumplir una condena más benévola.

3. Seguir actuando dentro de la ilegalidad. Como propietario e impulsor de esta Boca del Lobo que va de boca en boca, he decidido humildemente pedir perdón. Pido humildemente perdón al excelentísimo Ayuntamiento por no poseer un papel en el que se diga que poseo un equipo de música.

Pido humildemente perdón a los técnicos y encargados de solucionar mi problema por luchar por mi proyecto, mis trabajadores y mis derechos.

Pido humildemente perdón a la Policía Municipal por no respetar el horario establecido y así impedir que su tiempo lo empleen en detener a otro tipo de delincuentes.

Pido humildemente perdón a los empresarios por pertenecer al gremio de la hostelería.

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Pido humildemente perdón a los proveedores y empresas de servicios por invertir más de veinte millones de pesetas en crear una empresa.

Pido humildemente perdón a los trabajadores por crear puestos de trabajo.

Pido humildemente perdón a los vecinos por haber hecho un gasto de cinco millones de pesetas en insonorizar el local para evitar lo más posible las molestias.

Pido humildemente perdón a los ciudadanos por hacer en un año y diez meses más de quinientas actividades culturales de todo tipo.

Pido humildemente perdón a las grandes catedrales por utilizar mi pequeña ermita para que cientos de personas expresen sus inquietudes o muestren su trabajo.

Y, por último, pido humildemente perdón a todos los mortales por ser un delincuente.

Pero, siendo consciente del daño social causado y sabiendo que ya es irreparable, sé que la única salida por haber cometido tantos y tan variados delitos es la de aplicar a La Boca del Lobo la pena de muerte. Acepto la sentencia con orgullo pero con resignación, y comprendo que la ejecución de La Boca del Lobo se haga en la plaza pública para que sirva de escarmiento al resto de delincuentes que se encuentran en la misma situación y que piensan que la ley se puede transgredir sin que caiga sobre ellos su brazo justiciero.- Propietario e impulsor de La Boca del Lobo

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