CATÁSTROFE EN CENTROAMÉRICA

La erupción del volcán Cerro Negro y un seísmo agravan la tragedia en Nicaragua

Las cifras de la tragedia ocasionada por el huracán Mitch aumentan. Las organizaciones internacionales manejan ya el número de 13.000 muertos en Centroamérica, además de los miles de desaparecidos a los que cada día que pasa hay menos esperanzas de encontrar. En Nicaragua, la noticia de una erupción del volcán Cerro Negro, un terremoto de mediana intensidad y la aparición de 200 cadáveres en un río ha creado una sensación de abandono y desesperación. Parece como si los elementos se hubieran conjurado contra este pequeño país de algo más de cuatro millones de habitantes.

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Las cifras de la tragedia ocasionada por el huracán Mitch aumentan. Las organizaciones internacionales manejan ya el número de 13.000 muertos en Centroamérica, además de los miles de desaparecidos a los que cada día que pasa hay menos esperanzas de encontrar. En Nicaragua, la noticia de una erupción del volcán Cerro Negro, un terremoto de mediana intensidad y la aparición de 200 cadáveres en un río ha creado una sensación de abandono y desesperación. Parece como si los elementos se hubieran conjurado contra este pequeño país de algo más de cuatro millones de habitantes.

Las cifras son escalofriantes. Sólo en Guatemala 875.000 personas se encuentran en grave peligro, la mayoría encaramadas aún a los tejados de sus casas. La cifra de oficial de muertos es de 200, pero las ONG la elevaban ayer a 700.En Nicaragua ya hay 2.800 muertos y otros tantos desaparecidos en un territorio en el que buena parte de la población ni siquiera está censada. Muchos de los desaparecidos jamás serán reclamados ya que el agua se llevó a familias enteras. "¿Por qué, Señor, por qué?", clamaba ayer una anciana en una calle de Managua. "Esto es cosa de fin de mundo", decía. Su abatimiento es producto de una segunda mala noticia en pocos días: el volcán Cerro Negro, cerca de la ciudad de León, situada a unos 90 kilómetros al norte de Managua, ha entrado en erupción. No es la única en un país que se siente abandonado por los dioses.

El Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), informó ayer de que el Cerro Negro se encuentra en fase inicial de erupción. Un río de lava se desliza desde el cráter hasta un kilómetro de distancia. Los datos son escasos debido a la dificultad de los vulcanólogos para llegar hasta la zona por la destrucción del Mitch.

Ineter fue informado el lunes por los pobladores de Malpaisillo, cerca de la falda del volcán, acerca de temblores y emisiones de humo y lodo. La información que se conoce hasta el momento fue recogida tras una observación aérea realizada el martes aprovechando el viaje hacia el volcán Casitas de un helicóptero que participa en las labores de socorro. Las autoridades ordenaron ayer la evacuación inmediata de los alrededores del Casitas, donde ya se contabilizan 1.969 muertos.

A las estampas de horror se unió ayer la de unos 200 cadáveres flotando en un río del municipio occidental de Chichigalpa. Se presume que forman parte de las víctimas ocasionadas por el derrumbe del volcán Casitas, dijo un portavoz de los bomberos.

Cambian las fronteras

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En el norte de Nicaragua, el río Coco, la frontera natural con Honduras, ha trazado, con la ayuda de Mitch, una nueva línea divisoria con el vecino país. Las lluvias convirtieron el río en una inmensa masa de agua de tres kilómetros de ancho que asoló todas las comunidades que encontró a su paso. Es difícil saber cuánta gente fue arrastrada por las aguas, debido a la poca fiabilidad de los censos, o está esperando ser rescatada a lo largo del cauce. Wiwilí y Quilalí, dos de los núcleos urbanos más importantes de la ribera del Coco amanecieron el martes arrasados. Todas las viviendas habían sido destruidas y los supervivientes esperaban la llegada de los helicópteros.En El Salvador, donde resultaron afectados 13 de los 14 departamentos del país, la cifra de muertos ascendía a 300 y un número similar de desaparecidos.

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