Crítica:CLÁSICA

La del alba sería

Salamanca, vivísima y renaciente en su marcha ascensional hacia el año 2002, que será el de su capitalidad cultural europea, no sólo pule y abrillanta las piedras de sus canteras hechas monumentos por obra y gracia de una larga serie de genios artísticos. Anteayer rodeó a Cristóbal Halffter de entusiasmo multitudinario tras escuchar algunas escenas de lo que será su ópera sobre Don Quijote y Cervantes, titulada La del alba sería. Tal primicia española, anticipada en Lisboa durante la exposición oceánica, reunió a una audiencia que abarrotaba el hermoso templo de San Esteban, convocada por Caja...

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Salamanca, vivísima y renaciente en su marcha ascensional hacia el año 2002, que será el de su capitalidad cultural europea, no sólo pule y abrillanta las piedras de sus canteras hechas monumentos por obra y gracia de una larga serie de genios artísticos. Anteayer rodeó a Cristóbal Halffter de entusiasmo multitudinario tras escuchar algunas escenas de lo que será su ópera sobre Don Quijote y Cervantes, titulada La del alba sería. Tal primicia española, anticipada en Lisboa durante la exposición oceánica, reunió a una audiencia que abarrotaba el hermoso templo de San Esteban, convocada por Caja Duero, e hizo viajar a la ciudad castellano-leonesa a significativas personalidades del mundo de la cultura, de la música, críticos españoles y extranjeros y cuantos siguen la aventura musical española, uno de cuyos grandes capítulos se llama Cristóbal Halffter.Desde hace muchos años rondaba en el alma y la inteligencia del compositor madrileño la idea del Quijote como ente ideal y simbólico de la utopía española. Ya anunciado el estreno de su ópera sobre el tema en el Teatro Real durante el año 2000, Halffter le entrega sus horas mejores. Creo que hace muy bien al exponer un trabajo en marcha antes de que la obra quede terminada; la actitud denota seguridad, capacidad de riesgo y posibilidad de rectificación. A la vista de las primicias lisboeta y salmantina, pienso que nada hay que rectificar. Todo lo contrario: el quehacer de Halffter, desde ahora, será una imaginativa ratificación. Bien lo merece la que el propio autor considera "obra de su vida" por tratarse de su primera ópera y abordar un argumento tan rico de significaciones y sugerente de interpretaciones.

"Fragmentos del Quijote" de Cristóbal Halffter

Orquesta Sinfónica de Madrid y Coros de León y Tomás Luis de Victoria. Director: Pedro Halffter. Obras de Bocherini-Berio, Schubert y C. Halffter. Convento de San Esteban. Salamanca, 29 de octubre.

Gusta el músico de citar unos párrafos de su admirado Américo Castro que revelan el enfoque básico de La del alba sería. Escribe don Américo: "Cervantes luchó en y desde don Quijote con no menor denuedo que en Lepanto o en Argel, aunque sus armas fueran ahora palabras y figuraciones a cada una de las cuales el lector ha de poner en su sitio. Hasta entonces, encerrada en sí misma, la ficción literaria se expresa ahora con la voz donante de quien no se resigna a vivir hollado y hundido en la miseria". De modo que Cervantes explica al caballero de la triste figura tanto como éste nos desvela a su imaginador.

Cuanto tenemos y hemos conocido de la nueva obra se refiere al mismo Cervantes como mito sólo comprensible desde lo que vendrá después: el mismo don Quijote y su fascinante aventura nunca separable de la vida y las circunstancias cervantescas. Toma Halffter algunos datos poéticos del pasado para hacer presente, tal la canción Al alba venid buen amigo, de autor anónimo, número 6 del cancionero de Barbieri, o el villancico "Hoy comamos y bebamos / y cantemos y holguemos / que mañana ayunaremos". Es el final de la égloga de Juan del Enzina, Carnal fuera, carnal fuera, publicada en 1496. Antes habla Cervantes-Don Quijote a través de los célebres o viejos, "¿quién menoscaba mis bienes? Desdenes".

Halffter, contando con la colaboración literaria de Andrés Amorós, no hace ni por asomo historicismo o popularismo, sino creación nueva. La idea del alba da lugar a un sensacional comienzo atmosférico de refinada temperatura poética, mientras el villancico provoca la explosión de las voces y la orquesta en un pasaje impactante que hubo de ser repetido entre el aplauso unánime. Cristóbal Halffter nos da de su Quijote las primeras luces y de su luminosidad cabe esperar una composición dramática, honda, significativa, comprometida y con enorme poder de comunicación.

Con el compositor hicieron el éxito su hijo, Pedro Halffter, poseedor de una clarividencia, un mando y una voluntad clarificadora que, antes, nos había deparado una preciosa Quinta Sinfonía, de Schubert, y un Bocherini-Berio ejemplo de fusión entre las gracias de Italia y el garbo madrileño del XVIII. En resumen: una jornada a señalar con piedra blanca, prólogo de mayores acontecimientos. La Sinfónica de Madrid, el coro universitario de León y el Tomás Luis de Victoria, junto a las sopranos Elisabete Matos y Diana Tiegs y el barítono Josep-Miquel Ramón, sirvieron con fidelidad y detallismo la preciosa partitura.

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