Cartas al director

Día de caza

Quiero denunciar un caso que por particular no deja de ser, por desgracia, muy general entre los cazadores. El sábado 17 de octubre, entre los pinos del puerto de La Fuenfría, límite de Madrid y Segovia, los cazadores esperan en puestos camuflados el paso de las palomas. Para no pasar frío, hicieron buenos fuegos en un lugar prohibido por peligroso. Para no pasar hambre y sed, comieron y bebieron. Y como debieron de tener un mal día -bueno para las pobrecillas aves-, quisieron olvidarlo. Y lo olvidaron todo, las latas, las bolsas de plástico, los envases de vino y de agua, y ¡apagar el fuego! ...

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Quiero denunciar un caso que por particular no deja de ser, por desgracia, muy general entre los cazadores. El sábado 17 de octubre, entre los pinos del puerto de La Fuenfría, límite de Madrid y Segovia, los cazadores esperan en puestos camuflados el paso de las palomas. Para no pasar frío, hicieron buenos fuegos en un lugar prohibido por peligroso. Para no pasar hambre y sed, comieron y bebieron. Y como debieron de tener un mal día -bueno para las pobrecillas aves-, quisieron olvidarlo. Y lo olvidaron todo, las latas, las bolsas de plástico, los envases de vino y de agua, y ¡apagar el fuego! Y, como es habitual y puede verse en todos estos puestos de caza que hay por la sierra de Guadarrama, se olvidaron de recoger todos los cientos de cartuchos que gastaron durante la mañana. No se olvidaron de recoger sus relucientes escopetas ni tampoco de bajar del monte en coche por el camino forestal al que previamente habían accedido con permiso de las oportunas autoridades.- Luis López Carrillo.

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