Crítica:CLÁSICA

El joven Beethoven y el terminal Bruckner

Vuelven las series de Ibermúsica, sin patrocinio alguno y sólo dependientes de la taquilla y de la capacidad de resistencia del promotor. A pesar de lo cual es curioso que esta temporada los ciclos tenidos por elitistas nos presenten obras y autores de nuestro tiempo a los que no acceden los mismísimos programas universitarios. Por ejemplo, Atmósferas, de Ligeti; Sinfonía, de Wolfgang Rhim, y Odyssei, de Nicholas Maw (Granham, Gran Bretaña, 1935). El concierto inaugural estuvo a cargo de una de las grandes formaciones centenarias de Estados Unidos, la Sinfónica de San Luis, con su director de...

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Vuelven las series de Ibermúsica, sin patrocinio alguno y sólo dependientes de la taquilla y de la capacidad de resistencia del promotor. A pesar de lo cual es curioso que esta temporada los ciclos tenidos por elitistas nos presenten obras y autores de nuestro tiempo a los que no acceden los mismísimos programas universitarios. Por ejemplo, Atmósferas, de Ligeti; Sinfonía, de Wolfgang Rhim, y Odyssei, de Nicholas Maw (Granham, Gran Bretaña, 1935). El concierto inaugural estuvo a cargo de una de las grandes formaciones centenarias de Estados Unidos, la Sinfónica de San Luis, con su director desde 1996, Hans Vonk (Amsterdam, 1942). Se trata de un instrumento sinfónico de gran virtuosismo individual y colectivo que posee un sonido característico en el que parecen aunarse influencias centroeuropeas y latinas, con el que puede abordarse todo el repertorio. Vonk lo hace con un dominio ya prestigiado al frente de la ópera Staatskapelle, de Dresde, o la Orquesta de la Radio de Colonia.

Orquesta Sinfónica de San Luis

Director: H.Vonk. Solista: E. Nebolsin (pianista). Obras de Beethoven y Bruckner. Auditorio Nacional. Madrid, 17 de octubre.

El pianista Nebolsin

La Sinfonía número 9 en re menor, como casi todas las de Bruckner, llena de tiempo y contenido todo un programa, pero antes de su interpretación tuvimos otro gran atractivo: escuchar de nuevo al pianista Edgar Nebolsin (Uzbekistán, 1974), gran premio del Concurso Internacional de Santander 1992 y anunciado por la crítica europea y americana como una de las grandes figuras del siglo XXI. Músico de instinto y sensibilidad refinados, Nebolsin protagonizó el Concierto en si bemol de Beethoven, mucho más personal de lo que suele decirse aunque el músico de Bonn evolucionara después hasta situar su pensamiento y sus procedimientos al borde de la ruptura. La imaginación sonora, la gracia expresiva, el recorte aéreo de las frases justamente acentuadas, brillan en Nebolsin como rasgos definitorios, pero el más sustantivo es ese algo más tan indefinible como detectable. Director, solista y orquesta se complementaron primorosamente.

Podría aplicarse este término de primoroso, sin menoscabo de la más tensa hondura de concepto, al trabajo llevado a cabo en el "adiós a la vida", de Bruckner, o sea, su novena sinfonía, de 1896. Inacabada en principio, puede suceder que se trate de un caso análogo al de la Incompleta de Schubert, el gran antecedente bruckneriano. Escuchamos ambas obras como algo perfectamente terminado, pleno de lógica y coherencia en su larga curva expositiva, su dilatada brillantez y sus recurrentes desarrollos. Música de pura y alta belleza.

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