Reportaje:

Más de 3.000 "sin techo" malviven en las calles de la región

Un estudio revela que el 87% son varones y uno de cada tres no ha cumplido 40 años

La falta de un techo propio bajo el que dormir es una tragedia cotidiana para más de 3.100 personas en la Comunidad de Madrid. Así se revela en el estudio Huéspedes del aire: sociología de las personas sin hogar en Madrid, el informe más minucioso que se ha elaborado en la última década sobre esta modalidad de desheredados urbanos en la región. La investigación universitaria sostiene que la desventura diaria de los sin techo se agrava por su soledad casi infinita y por la falta de cualificación personal.

El estudio Huéspedes del aire, que supera las 500 páginas, se ha elabora...

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La falta de un techo propio bajo el que dormir es una tragedia cotidiana para más de 3.100 personas en la Comunidad de Madrid. Así se revela en el estudio Huéspedes del aire: sociología de las personas sin hogar en Madrid, el informe más minucioso que se ha elaborado en la última década sobre esta modalidad de desheredados urbanos en la región. La investigación universitaria sostiene que la desventura diaria de los sin techo se agrava por su soledad casi infinita y por la falta de cualificación personal.

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El estudio Huéspedes del aire, que supera las 500 páginas, se ha elaborado a partir de 170 encuestas realizadas a usuarios del centro de acogida de San Isidro y otros albergues y lugares de ayuda relevantes en la capital, como el pabellón de Mayorales, los comedores de María Inmaculada y de las Damas Apostólicas, la Asociación Realidades y las denominadas unidades de emergencia social de la Administración. Su autor, el doctor de Sociología Cabrera, es el actual director de la escuela universitaria de Trabajo Social de la Universidad Pontificia Comillas, un campus privado vinculado a la orden religiosa de los jesuitas. La obra, que acaba de ver la luz editorial, nace con la pretensión de convertirse en el análisis más profundo sobre esta cuestión desde el informe que encargó Cáritas en 1985.Cabrera contabiliza, en el momento mismo de finalizar su estudio, un total de 3.161 personas de nacionalidad española que viven -o malviven- en las calles de la región y que por una u otra vía son atendidas por la actual red de asistencia. La cifra puede parecer relativamente baja, "pero no porque el problema sea pequeño, sino porque lo medimos mal", refiere esta autoridad universitaria. Y agrega, crítico: "En este tema, las fuentes de información son dispersas, insuficientes y descoordinadas entre sí".

La población madrileña sin hogar se distribuye entre los alojamientos de carácter religioso (64%), los albergues municipales (30%) y el programa regional IMI (Ingreso Madrileño de Integración), que cubre las necesidades económicas más apremiantes del 16% del colectivo. El recorrido del investigador por los distintos puntos asistenciales de Madrid también le permite establecer el perfil medio del sin techo: varón (el 87%), treintañero (uno de cada tres casos) y con un nivel de estudios primario (tres de cada cuatro), a lo que se añade un 6,7% de analfabetismo.

Rupturas matrimoniales

Otras constantes entre las personas madrileñas sin hogar son, en cambio, menos previsibles. El informe Cabrera llama la atención sobre el elevado número de personas solteras (63,7%) o que arrastran una ruptura matrimonial (21,7%) en el colectivo, dos índices que en el global de la región se cifran en el 29,7% y el 2%, respectivamente. "Sobre el total de personas que alguna vez se casaron", abunda el investigador, "las rupturas, ya sean por separación o por divorcio, representan el 60%. Es decir, muy pocos se han casado -apenas la tercera parte- y de éstos, más de la mitad se han separado".Esta sensación de soledad y desamparo supone un peso anímico considerable para superar el problema. La otra gran traba, continúa Huéspedes del aire, se encuentra en la baja cualificación profesional del colectivo. La mitad de las personas sin hogar se concentra, por este orden, en las siguientes profesiones: camarero, peón, albañil, pintor, conductor, cocinero y electricista, trabajos todos ellos estacionales y, sobre todo, muy precarios. Tal circunstancia le inspira al profesor Cabrera una reflexión. "La pobreza", dice, "ha vivido en España su propio plan de desarrollo, merced al cual, jornaleros y gentes del campo han pasado a ser, en la España urbana y posmoderna, un pequeño ejército de camareros y albañiles".

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