Tribuna:DOTACIONES SANITARIAS

Persiste la política de destrucción de la clínica Puerta de Hierro

En los países más cultos se conservan hospitales antiquísimos, con las oportunas reformas. Un hospital es muy caro y muy difícil de acreditar. En éste, el de Puerta de Hierro, se han invertido esfuerzos y miles de millones. Su destrucción es un despilfarro inadmisible.Fue pionero en muchas tecnologías e iniciador de una reforma transcendente: el cambio de las residencias sanitarias, con una organización tan absurda como su nombre, en hospitales modernos, con docencia MIR e investigación.Hay que ser muy irresponsable, incompetente o frívolo para promover lo que se quiere hacer con la clínica....

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En los países más cultos se conservan hospitales antiquísimos, con las oportunas reformas. Un hospital es muy caro y muy difícil de acreditar. En éste, el de Puerta de Hierro, se han invertido esfuerzos y miles de millones. Su destrucción es un despilfarro inadmisible.Fue pionero en muchas tecnologías e iniciador de una reforma transcendente: el cambio de las residencias sanitarias, con una organización tan absurda como su nombre, en hospitales modernos, con docencia MIR e investigación.Hay que ser muy irresponsable, incompetente o frívolo para promover lo que se quiere hacer con la clínica.

Análisis de argumentos y razones aducidas:

1.La clínica está deteriorada. Es verdad, pero no tanto como aseguran algunos, que ni siquiera han ido a comprobarlo. A partir de la transición, algunos la vieron con malos ojos. Unos por su origen y otros por considerarla un privilegio. No querían ver que los "privilegiados" trabajábamos en ella de nueve a seis y a plena dedicación. Pero despertó celos y envidias y cicatería presupuestaria, que se exacerbó a partir de 1982. La consecuencia fue su deterioro instrumental, pues no se recibían los fondos adecuados para su mantenimiento.

Se le impusieron, además, medidas negativas: se redujo el horario, se suprimieron los privados y se le impusieron, contra su reglamento, las urgencias generales. La adscripción de la enorme Área VI supuso una gran sobrecarga asistencial pues nunca dejó de ser, además, hospital de referencia para algunas especialidades.

2.Su mala localización. Se dice que está en mal sitio, constreñida y con accesos difíciles. El sitio no se eligió. El edificio se compró, casi terminado y a muy buen precio, a los dominicos. Así ha estado 35 años, lo que no ha impedido realizar una buena función, reconocida por las mismas autoridades que ahora quieren destruirla.

¿Es que los otros hospitales de Madrid tienen buenos accesos y aparcamientos?

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3.¿Por qué su traslado precisamente a Majadahonda? Si se tiene en cuenta la configuración territorial y de población del Área VI, resalta que puede haber sitios más adecuados. Según datos de la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales de la CAM, la población de Majadahonda crece el 25% y acude a la clínica el 36%.Hay otras poblaciones como la de Collado Villalba que crece al 40% y recurre a este hospital el 65%.

El alcalde de Majadahonda, el señor Romero de Tejada, lleva meses queriendo llevarse allí la clínica Puerta de Hierro. No quiere un hospital cualquiera, quiere la clínica y para ello ofrece 100.000 metros cuadrados y 600 millones. Dice que si no consigue la clínica hará un hospital privado. Será para favorecer a los ciudadanos acomodados de la comarca.

Ha ofrecido facilidades en pisos y terrenos al personal que se traslade. Se comprenden sus razones: la instalación del hospital Puerta de Hierro en el área que propone, no sólo elevará el valor de toda la zona circundante, sino que el hospital, por sí, supondrá un gran valor real de personal, visitantes y comercio para su municipio.

Pero puestos a pedir, ¿por qué no pide que le trasladen el Museo del Prado? También está muy constreñido de espacio, hasta el punto que van a tener que ocupar el claustro de los Jerónimos y el Museo del Ejército. Es seguro que le proporcionaría más revalorizaciones y prestigio.

4.La incoherente política del Insalud. Su actual presidente, don Alberto Núñez Feijoo, no demuestra tener muchos conocimientos de lo que es un hospital, ni experiencia de sus problemas y posibilidades. Si uno se atiene a sus palabras y a las diversas publicaciones, no rectificadas, sus prolograr una experiencia productiva.

Resulta que, entonces, nos adelantamos a la política actual de Estados Unidos de las tres ces: coordinación, cooperación y concentración. La concentración de ciertos servicios en centros de referencia permite reunir muchos casos del mismo proceso y aplicar las tecnologías complejas con mayor eficacia y menor costo.

Los que creen que en el Estado de las autonomías hay que suprimir los centros de referencia están en un grave error. Por vanidades regionales, por orgullos pueriles o por inconfesables envidias, se han multiplicado innecesariamente servicios muy técnicos y caros, fragmentando la experiencia, aumentando el gasto y empeorando los resultados globales.

Ejemplo: en Inglaterra, con cerca de 70 millones de habitantes, más los que acuden de la Commonwealth, hay sólo seis centros haciendo trasplantes cardiacos. En España, para menos de 40 millones, hay 15 y siguen proliferando.

Hoy, los países tienden a concentrar servicios. Lo corriente es ver que, con poco personal, hagan 1.500 o 2.000 extracorpóreas al año, pues actúan como centropósitos aparecen mudables, confusos y contradictorios.

En mayo de este año dijo, casi simultáneamente, que no se desvirtuaría la cartera de servicios de la clínica, pero en otro momento afirmó que el 80% de los servicios y personal de ésta pasarían a Majadahonda. También dijo que el "viejo hospital" quedaría como centro asistencial de superespecialidades (EL PAÍS, 29 de mayo de 1998). Es curioso, pero esto es precisamente lo que el señor Romeo Gorria, a la sazón ministro, me propuso a mí en 1964, a raíz de la compra del edificio a los dominicos y que yo rechacé, por inviable. Sostuve entonces y sostengo ahora que un hospital es un todo armónico y que no puede funcionar bien fragmentado, pues todos los servicios se necesitan Entonces logré convencer al señor ministro y se hizo un hospital completo, aunque por razones de espacio y necesidades, no todos los servicios tenían las mismas dimensiones.

En junio pasado, tras un increíble acuerdo con la CAM y la UAM, parece que se consolida la fragmentación de la clínica, pues se dice (Abc, 10 de junio de 1998): "En Majadahonda se instalarán los servicios de mayor demanda, mientras que en el "viejo edificio" de San Martín de Porres se mantendrán las instalaciones de mayor impacto tecnológico, como las oncológicas". ¿Cómo se le puede ocurrir, hoy día, a nadie semejante disparate? Es de lamentar que expertos asesores del Insalud y del Ministerio de Sanidad parecen estar de acuerdo, lo que sólo se entiende si media ofuscación o una servil aquiescencia.

Cuando hablan de costos y plazos todo resulta inverosímil. ¿De verdad cree el señor Feijoo que puede hacer el hospital de Majadahonda y arreglar la clínica con 15.000 millones y en cuatro años? Debería repasar las cuentas del hospital de Alcorcón.Para aumentar la confusión, también ha afirmado, en alguna ocasión, que en el Área VI no podía haber dos centros hospitalarios.

5.La supresión de la clínica como centro de referencia. Cuando se creó como centro nacional de investigación y referencia, no fue un capricho presuntuoso de sus fundadores. Pensamos que permitiría desarrollar tecnologías avanzadas, siempre muy costosas y necesitadas de una selección de enfermos para poder s de referencia para enormes áreas de población. Esto les da gran experiencia, calidad técnica y posibilidad de hacer aportaciones originales. Muy difícil con nuestros miniservicios.

6.La voluble política del Insalud. ¿Por qué en pocos meses se abandonó el famoso plan director de reforma, de 10.300 millones, en cuyo proyecto gastó 180 millones? Las obras iban a empezar el pasado julio. ¿Por qué se sustituyó por la disparatada aventura de Majadahonda? Lo lógico y económico hubiera sido recortar el plan, suprimiendo de él las fantasías costosas e inútiles.

Propuesta:

Mis 50 años de experiencia hospitalaria en España y en otros países me animan a expresar mi opinión:

a)Dejar la clínica Puerta de Hierro donde está, manteniéndola como hospital completo, al servicio de su clientela de Madrid y como centro de referencia para las técnicas especiales que ha sabido desarrollar. No puede ignorarse que, aun hoy, el 40% de los enfermos beneficiados por ellas son de fuera de Madrid.

b)La clínica no necesita ampliación, sólo una adecuada renovación que se ha ido demorando demasiado tiempo.

c)Hacer un estacionamiento. Es fácil. Ya hace años, siendo yo director y el señor Valenciano presidente del Insalud, obtuvimos un crédito para hacer uno subterráneo en el actual de superficie y para comprar el pequeño solar de la esquina, que obstruía el acceso. Un cambio político nos anuló el crédito.

d)Está claro que el Área VI necesita un hospital regional, en Majadahonda o donde sea más conveniente. Si éste asume las urgencias generales del área y se libera de ellas al Puerta de Hierro, aumentará el rendimiento de este último.

e)No destruir Puerta de Hierro. Sigue siendo un buen hospital. El propio Insalud ha dicho hace poco que era un 5% más eficaz en rendimiento y técnica que los otros hospitales. Que siga sirviendo de hospital universitario a la Autónoma, cuya proximidad resulta muy útil para estudiantes y profesores.

Yo, respetuosamente, ruego al señor presidente del Insalud, don Alberto Núñez Feijoo, que recapacite y rectifique antes de que sea demasiado tarde. Si lo hace, yo y pienso que muchísima gente, se lo agradeceríamos. Si no lo hace muchos le consideraremos un depredador sanitario y se le recordará como el autor de la destrucción inútil e injustificada de uno de los hospitales más notables que ha tenido Madrid.

Diego Figuera Aymerich es catedrático de Patología Quirúrgica.

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