Crítica:X BIENAL DE ARTE FLAMENCO

Tirana Pagés

Se levanta el telón y una explosión de luz nos invade. Todo es blanco. Obra de fantasmas que toman vida: Goya (un impagable Manolo Marín), la Duquesa de Alba (María Pagés, una Tirana llena de señorío y arte), Carlos IV y su esposa la reina, quienes también se salen del cuadro para bailar una escena llena de arte y de gracia.María Pagés ha realizado la obra más importante de su carrera. La Tirana es un título difícil, de compleja puesta en escena en la que el aspecto estético ha sido tenido siempre en cuenta; las luces, por una vez, juegan un papel fundamental y son muy inteligentemente utiliza...

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Se levanta el telón y una explosión de luz nos invade. Todo es blanco. Obra de fantasmas que toman vida: Goya (un impagable Manolo Marín), la Duquesa de Alba (María Pagés, una Tirana llena de señorío y arte), Carlos IV y su esposa la reina, quienes también se salen del cuadro para bailar una escena llena de arte y de gracia.María Pagés ha realizado la obra más importante de su carrera. La Tirana es un título difícil, de compleja puesta en escena en la que el aspecto estético ha sido tenido siempre en cuenta; las luces, por una vez, juegan un papel fundamental y son muy inteligentemente utilizadas como un elemento más de la expresión escénica. En el mundo del baile teatral flamenco una obra presentada con esta dignidad es algo que se sale de la norma.

La Tirana Baile: María Pagés, Manolo Marín, Fernando Romero

Guitarras: J. M. Cañizares, Paco Arriaga. Violín: Eileen Ivers. Acordeón: Martin O"Connor. Percusión: Manuel Soler, A. Henke. Cante: Ana Ramón, M. Ortega. Teatro La Maestranza, Sevilla, 15 de septiembre.

Por añadidura, todo está al servicio de un arte de primera línea. María Pagés no recurre solamente a la música flamenca -Cañizares, Arriaga, Kiko Veneno-, sino que pone también temas de tan dispares géneros y genealogías como los que firman Chapman, Piazzola, Eileen Ivers -presente en el escenario y muy aplaudida en un impresionante tema de violín-, Bellini, Schubert, Prevert, Manzanero o Gene Kelly, con lo que se crea un universo sonoro muy vario y muy hermoso. Por otra parte, aunque algunos de los temas poco tengan que ver con el flamenco, la técnica de los bailaores tiene siempre en cuenta el sistema expresivo de lo jondo; más que los estilos flamencos propiamente dichos, importa una forma de entender y expresar el baile.

Ni María Pagés ni sus colaboradores han regateado esfuerzos para lograr el máximo rendimiento artístico. El baile de siluetas sobre el tul de boca del escenario, por ejemplo, siempre difícil de lograr y aquí conseguido en una secuencia bellísima. Por lo demás vimos baile de eminente calidad. María Pagés es no solamente una coreógrafa que destaca por su capacidad de inventiva, sino una bailaora extraordinaria, que en estilos como el taranto demostró capacidad y rigor. Marín es ese bailaor seguro de cuya enseñanza han aprendido tantos jóvenes de hoy. Y Romero, excelente bailarín, no desmerece junto a dos artistas de la estatura de los citados. Todos los demás estuvieron a la altura de un acontecimiento tal.

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