ESPAÑA, PASARELA DEL CINE MUNDIAL

Johnny Depp y Roman Polanski buscan en Toledo el enigma de "El club Dumas"

El actor y el director ruedan en la ciudad imperial su versión de la novela de Pérez-Reverte

,El cineasta polaco de origen judío Roman Polanski y el actor norteamericano de origen indio Johnny Depp, llegaron ayer a Toledo para rodar durante tres días, en un callejón del casco antiguo y en una vieja librería, escenas de Las nueve puertas. El rodaje de la película, basada en El club Dumas, de Arturo Pérez-Reverte, empezó el pasado mes de junio en París y Sintra. "Me interesó el misterio del libro, cómo combina el suspense con lo sobrenatural", señaló Polanski, de 64 años, en una conferencia de prensa caótica a la que Johnny Depp llegó una hora y media más tarde de lo anunciado.

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,El cineasta polaco de origen judío Roman Polanski y el actor norteamericano de origen indio Johnny Depp, llegaron ayer a Toledo para rodar durante tres días, en un callejón del casco antiguo y en una vieja librería, escenas de Las nueve puertas. El rodaje de la película, basada en El club Dumas, de Arturo Pérez-Reverte, empezó el pasado mes de junio en París y Sintra. "Me interesó el misterio del libro, cómo combina el suspense con lo sobrenatural", señaló Polanski, de 64 años, en una conferencia de prensa caótica a la que Johnny Depp llegó una hora y media más tarde de lo anunciado.

El actor, finalmente apareció, fumándose un purito, con su pelo perfectamente sujeto por una gorra, con perilla y con un aura que dejó mudo al cabreado personal. "El piloto estaba borracho y tuve que tomar el mando del avión y sortear el tráfico aéreo. Para colmo, el tráfico continuó en tierra. Lo siento, aunque no me crean, no suelo ser así." Depp (que volverá en noviembre a rodar por quinta vez con Tim Burton) tiene, a sus 34 años, una sonrisa y una mirada que bastan para cambiar malas caras (al verle, queda claro por qué su archifamosa novia, la modelo Kate Moss, le perdona todo a pesar de sus continuas, y públicas, peleas). Los escasos 15 minutos que Depp dedicó a responder a las preguntas borraron la hora llena de vagas respuestas que había ofrecido antes Roman Polanski. "Trabajar con Polanski fue lo que más me atrajo de esta película. Me gustan sus filmes, porque se nota que son suyos. Es un hombre que pone mucha tensión en su trabajo, y eso también me gusta", señaló el actor. "Mi personaje", añadió, "es un poco diferente al de la novela, aunque coincide en lo básico: es un mercenario, un cínico, un tipo oscuro metido en el mundo de los libros raros. Probablemente es un escritor frustrado".

Sonrisa de lobo

Minutos antes, Polanski había señalado que eligió a Depp ("él es lo único norteamericano de esta película") por su atractivo físico. "En él ví algo que había leído en el libro, cuando Pérez-Reverte describe al personaje como un hombre de encanto juvenil pero sonrisa de lobo".El actor añadió que, además, coincide con el personaje en su obsesión por coleccionar libros raros y antiguos (entre sus incunables se encuentran varios manuscritos de Jack Kerouac). Al preguntarle por sus trabajos, siempre tipos extraños al margen de la sociedad, el protagonista de Eduardo manostijeras, ¿Quién ama a Gilbert Grape? y Ed Wood respondió: "¿Y por qué me iban a ofrecer a mi los papeles de un tipo normal?".

Una hora antes de la llegada de Depp al Ayuntamiento de Toledo, donde se celebró la rueda de prensa, Polanski -sentado junto al alcalde de la ciudad, Agustín Conde, los productores españoles del filme (Antonio Cardenal e Iñaki Núñez) y con Arturo Pérez-Reverte y el guionista Enrique Urbizu- protagonizó un caótico encuentro con los periodistas. El cineasta, con su prominente nariz a lo Cyrano, aguantó durante una hora la espera de su actor contestando, visiblemente desganado, a las preguntas sobre su proyecto. Sólo pareció revolverse en su sitio cuando uno de los productores señaló que el filme en España se llamaría como el libro, El club Dumas. "Ya veremos", dijo Polanski, que explicó que si el título de la películas es Las nueve puertas es por algo.

El filme, con un presupuesto de más de 5.500 millones de pesetas (un esfuerzo económico de los productores que Pérez-Reverte quiso subrayar) , narra cómo un mercenario de libros antiguos se sumerge en las claves de un libro cuyo fin último es llegar al mismísimo Satanás.

El rostro de Polanski, aunque no le guste, está inevitablemente asociado al asesinato de su esposa embarazada, Sharon Tate, a manos de la familia Manson en 1969. Asesinato que ocurrió después del rodaje de La semilla del diablo, y que la prensa norteamericana quiso asociar a supuestas aficiones a la magia negra del matrimonio. "El diablo no es como lo han representado a lo largo de la historia", afirmó ayer el cineasta. "El diablo es otra cosa, algo intangible. Para mi existen el bien y el mal, pero no me fascina la existencia del diablo como quieren sugerir los periodistas. La gente que habla sobre cine habla de la biografía de un director de la manera que más le conviene. Pero yo no soy sólo el director de La semilla del diablo, soy también el director de Tess, Chinatown y La muerte y la doncella, películas que creo que no tienen ninguna conexión con el diablo".

Por su parte, Pérez-Reverte señaló que esta era la quinta experiencia de una novela suya en el cine. "Polanski no se lo ha tomado como un encargo, sino como una película personal. Así que esta vez, si no sale, definitivamente me retiraré". El director polaco, por su parte, explicó que siempre es difícil adaptar una novela. "Si se sigue fielmente la novela saldría una película de nueve horas. Por eso siempre hay que tomar un camino. Una vez que se ha decidido ese camino, el resto es fácil".

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