El muro en el espacio

Cada uno de ellos es para el ojo del fotógrafo una escultura, o más bien el espacio que se quiere reflejar en papel. No hay personajes que distorsionen la imagen; tan sólo se aprecia el espacio que queda entre las líneas que lo forman, tal y como pretende su autor, Antxon Hernández. Cada frontón refleja lo que es: pared y suelo. Normalmente, los frontones, ubicados en el centro de los pueblos, son lugares en los que bulle el ruido y en los que se repite el sonido hueco de la pelota al chocar contra el muro. Sin embargo, en las fotografías realizadas por Hernández lo que menos interesa es el ju...

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Cada uno de ellos es para el ojo del fotógrafo una escultura, o más bien el espacio que se quiere reflejar en papel. No hay personajes que distorsionen la imagen; tan sólo se aprecia el espacio que queda entre las líneas que lo forman, tal y como pretende su autor, Antxon Hernández. Cada frontón refleja lo que es: pared y suelo. Normalmente, los frontones, ubicados en el centro de los pueblos, son lugares en los que bulle el ruido y en los que se repite el sonido hueco de la pelota al chocar contra el muro. Sin embargo, en las fotografías realizadas por Hernández lo que menos interesa es el juego de pelota y el bullicio que se forma alrededor de ese lugar de encuentro. El autor expone en la Galería DV de San Sebastián (San Martín, 5) sus trabajos sobre 18 frontones de toda España que ha ido fotografiando durante cinco años. Cerca de 100 negativos forman su archivo sobre este asunto. La mayoría de las obras expuestas en el centro recoge pequeños frontones de pueblos de España, y alguno del País Vasco francés. Los frontones fotografiados muestran paredes desnudas envueltas en cielos grises. "El frontón lo trato como si fuese una escultura, no como centro de un juego. No es mi objetivo hacer una colección o un censo, sino dejar fotografiados esos espacios", afirma Hernández. Con su obra persigue reflejar la realidad: "Si fuese pintor los pintaría, pero como no lo soy, los tengo que fotografiar. Lo primero que hago es pensar en cómo expresarme y luego buscar la realidad de lo que quiero reflejar", asegura Hernández. El objetivo del artista es, ya que su obra no está acabada, ir buscando esos pequeños espacios para jugar a pelota construidos en los pueblos junto a las iglesias, aunque a veces, dice, "ha sido el paisaje en el que se encontraba enmarcado lo que más me ha atraído". Hernández empezó fotografiando los frontones más antiguos del País Vasco, pero poco a poco fue diversificando el tema central dependiendo del lugar en el que estaba enmarcado. El escultor vasco Jorge Oteiza ha prologado el catálogo de la exposición con un texto titulado El Muro en el que afirma que "el muralismo prehistórico tampoco ha sido pared de la vivienda". En su escrito Oteiza asegura: "Los que en estos años que ya han pasado, hemos tenido verdadera predilección por el muro ha sido como un corte virtual y cambiante de la arquitectura para introducirnos en una anatomía del espacio, para experimentar en él una circulación o fisiología formal, una topología nuestra". Hernández comenzó hace dos años a fotografiar escaleras, "un poco el extremo opuesto de lo que había estado haciendo hasta entonces. Lo que quería experimentar era la fotografía con espacios cerrados". El autor reconoce que su visión de las obras que fotografía "está más relacionado con la arquitectura". Sin embargo es en la escultura donde obtiene "respuesta a esa permanente búsqueda del espacio".

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