Reportaje:

El 39,5% de los presos españoles cursa algún tipo de estudios en la cárcel

El porcentaje de mujeres que se forma en prisión casi duplica al de los hombres

Cuatro de cada diez presos cursa algún tipo de estudios en la cárcel, ya sean de idiomas, alfabetización, secundaria o estudios universitarios. Y va en aumento: en los últimos 11 años se ha pasado del 20% al 39,5%. España cuenta con 44.872 internos, y las mujeres, que tan sólo representan un 10%, estudian mucho más que los hombres. En el presente curso, que termina con los exámenes de recuperación de septiembre, el 65% de las reclusas se han matriculado en alguna materia, mientras que los presos estudiantes apenas alcanzan un 36%.

No sólo son más ilustradas, sino que tienen gusto distin...

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Cuatro de cada diez presos cursa algún tipo de estudios en la cárcel, ya sean de idiomas, alfabetización, secundaria o estudios universitarios. Y va en aumento: en los últimos 11 años se ha pasado del 20% al 39,5%. España cuenta con 44.872 internos, y las mujeres, que tan sólo representan un 10%, estudian mucho más que los hombres. En el presente curso, que termina con los exámenes de recuperación de septiembre, el 65% de las reclusas se han matriculado en alguna materia, mientras que los presos estudiantes apenas alcanzan un 36%.

No sólo son más ilustradas, sino que tienen gusto distinto. Si la mayoría de los presos universitarios cursan Derecho, al igual que hace en su celda el que fuera director de la Guardia Civil, Luis Roldán, las reclusas relegan las leyes al sexto puesto: prefieren Sociología, Periodismo, Magisterio, Psicología y Pedagogía. Sí coinciden en la elección de los centros de estudio. La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y la Universidad del País Vasco (UPV) son las únicas que tienen convenios suscritos con la Dirección General de Instituciones Penitenciarias.Una vez superado el curso de acceso para mayores de 25 años, Derecho es la reina entre los varones porque se les antoja la más útil en su condición. El destacado lugar de Psicología en ambos casos se explica de modo parecido: creen que les ayuda a superar los efectos secundarios de la privación de libertad. Uno de los dos únicos estudiantes de Físicas del panorama presidiario español se llama José Luis y prefiere no revelar su apellido. Goza del tercer grado penitenciario en un piso que la organización Horizontes Abiertos dispone en Madrid. Junto a él, otros cinco reclusos estudiantes cumplen el penúltimo tramo de la condena, antes de la libertad condicional, fuera de la cárcel. Los custodia un funcionario de prisiones sólo por las noches: han demostrado un "verdadero interés" por el saber, según el presidente de la entidad, Javier Garralda. Son seis de los 383 presos matriculados en la UNED. En la UPV hay registrados otros 292, una cifra relativamente elevada. Pero los universitarios son la élite; apenas un 1,7%. De hecho, uno de cada diez reclusos es analfabeto total (no sabe leer ni escribir) y un 19% es analfabeto funcional (sabe leer y escribir pero no lo hace).

La Administración está obligada a satisfacer el derecho a la educación de los presos y las cárceles disponen de profesores de enseñanza primaria de forma continuada que atienden a 9.508 penados. Sin embargo, el bachillerato y la enseñanza superior se estudian a distancia: los alumnos reciben tutorías periódicas de dos profesores de secundaria por provincia, y de un profesor por carrera si ésta tiene más de cinco matriculados en el mismo centro penitenciario. Caso aparte es la cárcel de Soto del Real (Madrid). Construida en 1995, dispone de un módulo de estudio con profesores, y al que acceden a modo de beca los más brillantes.

Pero la lejanía no es el único inconveniente. El senador del PSC, Joan Oliart, subraya la masificación: "Hay dormitorios con 20 personas, y en la galería 6 de Carabanchel se hacinan 9 reclusos en celdas de 8 metros cuadrados: así no se puede estudiar". Es más, el Gobierno ha reconocido que sólo 818 presos disfrutan de una celda por interno. "Ésta es una de las razones por las que el sistema no funciona", se lamenta Oliart.

Estudiar en un piso

Aún son menos los que acceden a las casas de Horizontes Abiertos: además de estar matriculado en alguna universidad hay que demostrar un óptimo rendimiento. Éste es el noveno curso del piso de mujeres y el cuarto del de hombres.En el masculino conviven José Luis, que ha llegado a cuarto de Físicas en tres años; Rodrigo, estudiante de Derecho; Carlos, informático; y Walter, químico. Cada día se levantan temprano para hacer ejercicio y estudiar, se turnan en la cocina y reciben a voluntarios que les ayudan con algunas asignaturas. Los fines de semana apartan los apuntes -son libres desde la mañana del sábado hasta las 23.30 del domingo- y gastan la asignación que les proporciona la entidad.

La casa depende de un centro de integración social, con presos de tercer grado, y lo gestiona Horizontes Abiertos. Dos chicas, abogadas, acompañan todo el día a los reclusos y un equipo de psicólogos los tratan.

El piso es un bajo. Tiene tres dormitorios, con dos camas cada uno, y un amplio comedor que hace las veces de biblioteca. Allí, dos ordenadores, un escáner y una impresora escoltan la librería que contiene enciclopedias, atlas, diccionarios y textos de informática, física, matemáticas y derecho. Si bien la asociación facilita recursos adicionales, la universidad proporciona gratis el material básico y la matrícula en virtud del acuerdo con Instituciones Penitenciarias: el gasto en educación con cargo al Estado fue de 101.497 pesetas por recluso en 1997.

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