El albacea de Saura afirma que el testamento del pintor permite paralizar la fundación

El artista, que sólo donó obra a tres museos, exigía garantías para el proyecto de Cuenca

Una carta firmada por el albacea universal de Antonio Saura, Olivier Weber-Caflish, abogado de Ginebra y amigo personal del pintor, aclaró ayer las razones que han llevado a las herederas del pintor a renunciar a seguir adelante con la Fundación Antonio Saura, que se encuentra en proceso de creación en la ciudad de Cuenca.La carta explica que la renuncia de la viuda -Mercedes Beldarrain- y la hija del artista -Marina Saura- obedece a la "voluntad expresa" del pintor, que fue "estipulada en testamento", "transmitida en vida" a su amigo y albacea, y "consignada en sus instrucciones post-mortem"....

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Una carta firmada por el albacea universal de Antonio Saura, Olivier Weber-Caflish, abogado de Ginebra y amigo personal del pintor, aclaró ayer las razones que han llevado a las herederas del pintor a renunciar a seguir adelante con la Fundación Antonio Saura, que se encuentra en proceso de creación en la ciudad de Cuenca.La carta explica que la renuncia de la viuda -Mercedes Beldarrain- y la hija del artista -Marina Saura- obedece a la "voluntad expresa" del pintor, que fue "estipulada en testamento", "transmitida en vida" a su amigo y albacea, y "consignada en sus instrucciones post-mortem".

El albacea asegura que el testamento y las instrucciones recogen la voluntad de Saura de no llevar adelante ese proyecto "al no tener las garantías de perennidad contempladas y previstas por él".

Weber explica que Saura especificó esa voluntad en una "cláusula expresa" que establece los lugares en los que el pintor deseaba "quedar representado": el MOMA de Nueva York, el Reina Sofía de Madrid y el Georges Pompidou de París.

La carta, que concluye "invitando a la moderación y el respeto al duelo de la familia a los que han expresado y publicado propósitos sin fundamento", está acompañada por copias de otros dos documentos, enviados por Weber al vicepresidente del patronato de la fundación, Emilio Catalá, el 13 y el 21 de agosto pasados respectivamente.

En el último, Weber apercibe a Catalá por no haber comunicado al resto de los patronos su primer mensaje, que resumía en 16 puntos las razones que impiden -salvo autorización expresa del albacea y las herederas- continuar con el proyecto.

Entre otras cosas, Weber explica que "la sucesión no deja más que un número muy restringido de obras del artista, en su mayor parte antiguas", y recuerda que, por razones de "su producción cíclica y su enfermedad", la recopilación de sus escritos y otros trabajos de archivo quedó "en fase de proyecto".

El albacea del pintor aragonés hace referencia al enorme interés que Saura puso en la idea, y a las dificultades sufridas: "Animó a la creación de un centro cultural y artístico, vivo y activo", y, desde la concepción del proyecto, informó regularmente a Weber de "los pasos seguidos, las dilaciones administrativas, las dificultades de orden financiero, todavía por superar, así como del estado aún precario del proyecto, a pesar de los numerosos esfuerzos realizados". (Antonio Pérez, patrono de la fundación, calculaba el lunes que se han invertido ya unos 90 millones de pesetas).

Y concluye: "En razón del duelo que les aflige, su viuda y su hija no pueden contemplar su participación directa o indirecta en el posible desarrollo de este proyecto. La ausencia de Antonio Saura les priva hoy de la fuerza y de los medios necesarios para llevar a buen fin un proyecto estrictamente conforme a sus deseos".

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