Sevilla es la provincia española donde se recogen y cuidan más animales abandonados La Sociedad Protectora mantiene convenios con los ayuntamientos para recuperarlos

El verano no es la estación más agradable para los que no entienden de vacaciones. Los animales, domésticos y salvajes, sufren la época de calor entre fiestas en las que desgracidamente son protagonistas o abandonados por las calles. Muchos de estos últimos, los domésticos, van a parar a los refugios de las Sociedades Protectoras de Animales, desde donde esperan en vano -algunos mueren de pena- que sus dueños vuelvan. Los responsables de esta organización presentarán en septiembre a los grupos parlamentarios de la comunidad las alegaciones a la nueva ley de animales.

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El verano no es la estación más agradable para los que no entienden de vacaciones. Los animales, domésticos y salvajes, sufren la época de calor entre fiestas en las que desgracidamente son protagonistas o abandonados por las calles. Muchos de estos últimos, los domésticos, van a parar a los refugios de las Sociedades Protectoras de Animales, desde donde esperan en vano -algunos mueren de pena- que sus dueños vuelvan. Los responsables de esta organización presentarán en septiembre a los grupos parlamentarios de la comunidad las alegaciones a la nueva ley de animales.

Todas las comunidades, salvo Andalucía y Extremadura, tienen ya una ley que regula el trato civilizado de animales. Y ya se prepara una normativa a nivel nacional que anulará todas las anteriores. Pero, mientras esto sucede, en Andalucía, las distintas asociaciones que velan por los animales, ultiman sus alegaciones para presentarlas en septiembre. Servirán para matizar una ley redactada por la Consejería de Agricultura, que deja atrás la anterior en la que el problema de las corridas de toros y otros requisitos difíciles de controlar, la mantenían atascada. "Las leyes son importantes, pero la mentalidad de la gente es lo que tiene que ir evolucionando y eso ocurre lentamente", explica el presidente de la Federación de Sociedades Protectoras de Animales en la comunidad, Pedro Luis Fernández Castillo, quien contempla con desazón que no disminuyen los abandonos de mascotas ni las peleas de perros o gallos, entre otras cosas. La única diferencia es que ahora la gente se busca las excusas más peregrinas para dejar los animales en la Protectora, cuando, antes, los dejaban tirados en la calle: "Es que a mi niña le han salido unos granitos, es que nos mudamos de casa porque nos trasladan en el trabajo, es que ladra mucho y los vecinos se quejan". El año pasado se recogieron en Andalucía 19.700 perros y 5.140 gatos. Sevilla es la provincia de España donde más se acogen, lo que no quiere decir que sea donde más se abandonan. Fernández Castillo lo explica: "Tenemos convenios con los pueblos para recoger todos los animales que se encuentren abandonados". En 1997 se recogieron en la provincia entre perros y gatos casi 3.500. Todos ellos van a parar al refugio que la asociación tiene en Mairena del Aljarafe (Sevilla), donde permanecen de por vida si nadie decide adoptarlos. Pero la mortandad es elevada porque los que no se mueren de pena, "que son muchos", sufren enfermedades que se contagian entre ellos. Todo a pesar de los cuidados sanitarios a que se les somete . Por eso, tanto para dejarlos en la Protectora como para adoptarlos se pide un donativo. De 1.000 a 10.000 pesetas. Francisco Hernández trabaja en el refugio de Mairena y cuenta con los dedos de la mano las personas que, cuando van a dejar un animal, reconocen que es suyo."De 5.000, 4.900 dicen que se lo han encontrado perdido o abandonado en su puerta, pero cuando les tomamos los datos rápido descubres que no es cierto. Si les preguntas la edad del animal responden sin dudar". En el refugio, entre tanto perro y gato, la estrella es un burrito de dos años que han llamado Paulo. Llegó con una pata rota y ha pasado tres operaciones. "Para los equinos, una pata rota es la muerte", pero en el refugio han conseguido que Paulo corretee por allíaunque sea con la pata a rastras. Pero nadie puede montar en su lomo, por eso no quieren darlo en adopción: "La tentación de montarlo es muy grande, todo el mundo tiene un hermanito o un sobrino que acabará por subir en el animal", explica Hernández, que se niega en rotundo a que esto ocurra. "Antes dejo de trabajar aquí". La hora de la comida deja el suelo de los corrales sembrado de huesos de pollo y la jauría se revoluciona en busca del rancho. Ajenos a los ladridos están las tortugas de California, las palomas y algunos patos que también viven allí. Y un poco más allá, en el cementerio, la dueña de un perro que acaban de enterrar, se deshace en lágrimas entre las primorosas lápidas de cerámica que los amos dedican al eterno descanso de sus acompañantes más incondicionales.

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