Tribuna:

Falta algo

Como en los combates de boxeo, los eternos litigantes de la política española esperan el gong de agosto para salvarse del KO técnico. El PP se rompe en Asturias, el Poder Judicial se rompe en Gómez de Liaño, el GAL se rompe y se multiplica por tres (Carrero-Arias Navarro, UCD, PSOE). Porque fue en los tiempos de Carrero valido-Arias Navarro heredero cuando la guerra sucia contra universitarios y sindicatos clandestinos se organizó como una prolongación del poder sucio. La doble verdad ha gravitado sobre estos expedientes como una demostración de que, haya democracia o no la haya, el poder se f...

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Como en los combates de boxeo, los eternos litigantes de la política española esperan el gong de agosto para salvarse del KO técnico. El PP se rompe en Asturias, el Poder Judicial se rompe en Gómez de Liaño, el GAL se rompe y se multiplica por tres (Carrero-Arias Navarro, UCD, PSOE). Porque fue en los tiempos de Carrero valido-Arias Navarro heredero cuando la guerra sucia contra universitarios y sindicatos clandestinos se organizó como una prolongación del poder sucio. La doble verdad ha gravitado sobre estos expedientes como una demostración de que, haya democracia o no la haya, el poder se funda sobre la doble verdad, la doble moral y la doble contabilidad.Si en los dos últimos años del PSOE vivimos en la zozobra provocada por progresión geométrica del escándalo, estos últimos meses del PP se caracterizan por una cierta sensación de coito interrumpido. A media luz los dos o los tres, la economía parece ser que va bien, España también;, los palanganeros mediáticos en su sitio, condones nuevos, pastillas de Viagra prometidas por el señor Romay, y sin embargo..., y sin embargo, tenemos la sensación de que nos falta algo, tal vez fe, o ha sido tanto el autobombo del Gobierno que es imposible mantenerlo a los mismos decibelios todas las horas, todos los días, y en cuanto descansan las panderetas, el silencio suena como un ruido. Tal vez nos descorazonen las estadísticas que siguen malpremiando al señor Aznar su voluntad de gobernar sin carisma, en un generoso esfuerzo para educarnos en la superación del morbo del caudillaje.

Si el PSOE hubiera dicho la verdad en 1982, toda la España de progreso habría suspirado aliviada porque por fin la cultura de la izquierda modificaba la cultura del poder. Pero como fue al revés, 16 años después, cuando el poder ha realquilado el Estado a una derecha de pacotilla, no sé, nos sabe a poco como derecha y recelamos de una izquierda que sigue engañándose a sí misma.

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