ENCUENTRO DE SUPERPOTENCIAS

China recibe hoy a Clinton con el objetivo de crear una nueva asociación estratégica

ENVIADO ESPECIALSonrisas, reverencias, aplausos, pancartas y letreros luminosos en chino e inglés dieron ayer la bienvenida en Xian a la avanzadilla de la expedición presidencial de EEUU. La recepción, un aperitivo del que hoy tendrá Bill Clinton cuando llegue a la que fue primera capital imperial china, confirmó la ansiedad del Gobierno de Pekín por convertir en un éxito la primera visita de un presidente norteamericano en esta última década del siglo. Conseguir una constructiva asociación estratégica conjunta es el gran objetivo del líder chino, Jiang Zemin.

Jiang ha puesto toda la ca...

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ENVIADO ESPECIALSonrisas, reverencias, aplausos, pancartas y letreros luminosos en chino e inglés dieron ayer la bienvenida en Xian a la avanzadilla de la expedición presidencial de EEUU. La recepción, un aperitivo del que hoy tendrá Bill Clinton cuando llegue a la que fue primera capital imperial china, confirmó la ansiedad del Gobierno de Pekín por convertir en un éxito la primera visita de un presidente norteamericano en esta última década del siglo. Conseguir una constructiva asociación estratégica conjunta es el gran objetivo del líder chino, Jiang Zemin.

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Jiang ha puesto toda la carne en el asador para que el viaje de nueve días que ayer emprendió Clinton concluya con una mejora de la imagen de China que tienen muchos norteamericanos. Los periodistas de todo el mundo que ayer llegaron a Xian en el avión fletado por la Casa Blanca tuvieron una primera muestra de por dónde van a ir los tiros: los chinos exhibieron una seductora combinación de su vieja cortesía protocolaria con muchos de los elementos de la modernidad occidental.Autobuses con aire acondicionado, inmensas pantallas de televisión con cadenas recibidas vía satélite, centro de seguimiento del Mundial de Fútbol, uso masivo de teléfonos celulares, ordenadores conectados con Internet, chicas con peinados franceses y trajes de chaqueta de falda corta al lado de otras con el tradicional quípao de seda, bebidas refrescantes norteamericanas... La escenografía puesta en pie en Xian, la ciudad de los guerreros de terracota, no tenía nada que ver con la de los tiempos de Mao Zedong.

Todo ha sido muy cuidado por los anfitriones. Jiang pretende que Clinton, el primer presidente norteamericano que viaja a China desde la represión de Tiananmen, y sus acompañantes se lleven la impresión de que China debe ser el gran socio asiático de EE UU en el siglo XXI. La coyuntura, marcada por la recesión en Japón, la crisis financiera en otros países asiáticos y la escalada nuclear entre India y Pakistán, ayuda a ese objetivo. Esos inquietantes elementos revalorizan el papel político y económico de China ante los ojos de la Casa Blanca.

Pero la dimensión polémica de un viaje estratégicamente tan importante se vio acentuada ayer cuando el avión de la Casa Blanca que lleva a los informadores a Xian tardó dos horas en despegar. El motivo fue que Pekín le había negado el visado a tres reporteros de Radio Free Asia, la emisora propagandística norteamericana. La Casa Blanca intentaba ayer convencer a China de que aceptara la entrada de esos informadores y, al tomar el avión que le llevaba a Xian, Clinton, al que acompañan su esposa Hillary y su hija Chelsea, calificó de error el veto chino a los tres informadores.

Las televisiones chinas difundían entretanto escenas de la II Guerra Mundial, en la que chinos y norteamericanos fueron aliados contra Japón, y reportajes sobre la visita efectuada a EE UU el pasado otoño por el presidente Jiang. Los diarios recordaban que el pasado 25 de mayo Clinton y Jiang usaron por primera vez el teléfono rojo entre ambas presidencias. Clinton consiguió el apoyo de Jiang para intentar detener la reacción paquistaní a la provocación india. Y aunque Islamabad hizo oídos sordos, Pekin subraya que éste es el tipo de cooperación que ambos países pueden desarrollar a favor de la estabilidad asiática.

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Clinton es popular en China. Un libro sobre sus aventuras sexuales retirado de la circulación por el Gobierno de Pekín le presenta como el presidente sexy, un concepto que aquí no es peyorativo. Mao también era mujeriego: "Todos los emperadores lo son", decía ayer con sonrisa benevolente un joven agente de turismo de Xian.

Pero sobre todo Clinton representa ese tipo de país de alta tecnología y consumo de masas al que aspiran la mayoría de los chinos, un modelo que un régimen que de comunista tan sólo tiene el nombre les está empezando a ofrecer.

La China que recibe a Clinton, comentaba ayer un especialista norteamericano en Asia, se parece mucho a Corea del Sur y Taiwan antes del advenimiento de la democracia política. Un país en plena expansión de la economía de mercado, en plena occidentalización cultural y económica, pero con un sistema político que sigue siendo totalitario. Los consejeros del presidente norteamericano han recomendado a Clinton que hable en China a favor de la democracia y los derechos humanos, pero que acepte que la evolución en ese sentido sea gradual.

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