La Expo de Lisboa reduce los precios para atraer público

Los responsables de la Expo-98 de Lisboa han anunciado una sensible reducción de precios en tres tipos de entradas al recinto para tratar de atraer al público portugués. Las quejas por la carestía de las entradas, así como por los precios en bares y restaurantes, han surtido efecto un mes después de la inauguración oficial de la muestra.De esta forma, los responsables de la Expo han decidido poner a la venta tres nuevas modalidades de entradas: el billete-familia, que costará 10.000 escudos (unas 8.000 pesetas) para un matrimonio con dos hijos hasta los 18 años; el pase de vacaciones (cerca de...

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Los responsables de la Expo-98 de Lisboa han anunciado una sensible reducción de precios en tres tipos de entradas al recinto para tratar de atraer al público portugués. Las quejas por la carestía de las entradas, así como por los precios en bares y restaurantes, han surtido efecto un mes después de la inauguración oficial de la muestra.De esta forma, los responsables de la Expo han decidido poner a la venta tres nuevas modalidades de entradas: el billete-familia, que costará 10.000 escudos (unas 8.000 pesetas) para un matrimonio con dos hijos hasta los 18 años; el pase de vacaciones (cerca de 20.000 pesetas) válido para 15 entradas durante un mes; y el billete para tres noches de fin de semana, no obligatoriamente consecutivas (unas 4.000 pesetas).

Estas medidas pretenden aumentar la afluencia de público portugués al recinto, después de que la asistencia no haya alcanzado en este primer mes las previsiones calculadas por la organización. La Expo preveía una asistencia media diaria superior a las 100.000 personas (unos 15 millones de visitas totales en sus cuatro meses), y la cifra, en estos primeros 30 días, sólo ha rondado el 30% de las previsiones (algo más del millón de visitantes).

Asimismo, la organización, que en un principio había prohibido la entrada de alimentos y bebidas en la muestra, ha optado por la permisividad en la denominada polémica de las meriendas, dada la carestía de los precios en bares y restaurantes. Ahora mismo es habitual ver en el recinto de la feria a las familias tomando sus propios bocadillos y bebidas.

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