Los daneses aprueban el Tratado de Amsterdam

Los daneses aprobaron ayer en las urnas el Tratado de Amsterdam, en un reñido referéndum celebrado en medio de las fuertes pasiones euroescépticas entre la población. Los votos positivos apenas llegaron al 55,1% por un 44,9% de votos negativos, según los resultados oficiales. «No ha sido un gran sí , pero ha sido un sí claro y nitido. Un sí danés», declaró el primer ministro danés, el socialdemócrata Poul Nyrup Rasmussen.Veinticinco años después de su entrada en el Mercado Común, y seis años después del rechazo en las urnas del Tratado de Maastricht, adoptado al cabo de un año en otro plebisci...

Los daneses aprobaron ayer en las urnas el Tratado de Amsterdam, en un reñido referéndum celebrado en medio de las fuertes pasiones euroescépticas entre la población. Los votos positivos apenas llegaron al 55,1% por un 44,9% de votos negativos, según los resultados oficiales. «No ha sido un gran sí , pero ha sido un sí claro y nitido. Un sí danés», declaró el primer ministro danés, el socialdemócrata Poul Nyrup Rasmussen.Veinticinco años después de su entrada en el Mercado Común, y seis años después del rechazo en las urnas del Tratado de Maastricht, adoptado al cabo de un año en otro plebiscito tras ciertas derogaciones, los daneses siguen divididos sobre Europa. Un tercio de los habitantes son hostiles a la burocracia de Bruselas. Se trata del quinto referéndum que celebra el reino de Dinamarca sobre la Unión Europea, y las dudas sobre la integración siguen siendo muchas, sobre todo entre las mujeres y los jóvenes. La participación fue baja. A cuatro horas del cierre de los colegios, había votado un 7% menos que en el referéndum de hace cinco años. Menos del 40% del censo había depositado su voto.

El primer ministro danés, el socialdemócrata Poul Nyrup Rasmussen, había alertado sobre el peligro de aislamiento de Dinamarca si ésta decía no al Tratado de Amsterdam. «Muchos dudan y alimentan un euroescepticismo sano que yo entiendo», declaró antes del escrutinio. El Gobierno, no obstante, al igual que la oposición de derecha, ha hecho hincapié en la necesidad de la integración plena. Para los detractores, que incluyen a las extremas derecha e izquierda del Folketing (Parlamento), la UE es símbolo de un federalismo que destruirá la independencia de las naciones. La policía se mantenía en alerta en previsión de disturbios como los que causaron varios heridos en mayo de 1993, cuando se conoció el sí en el referéndum.