Editorial:

Sensores ciegos

LOS ESCASOS detalles que se van conociendo de la catástrofe ecológica de Doñana están contribuyendo a empeorar, si ello fuera posible, la primera impresión sobre el vertido de cinco millones de metros cúbicos de agua tóxica en los límites del parque natural. Después de saber que tres de los sensores de movimiento instalados para vigilar el buen estado de cimentación de la presa de Aznalcóllar estaban sucios, es decir, ofrecían un grado deficiente de lectura, y el cuarto simplemente no funcionaba, lo que en un principio podía considerarse un caso de imprevisión pasa a ser un ejercicio de neglig...

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LOS ESCASOS detalles que se van conociendo de la catástrofe ecológica de Doñana están contribuyendo a empeorar, si ello fuera posible, la primera impresión sobre el vertido de cinco millones de metros cúbicos de agua tóxica en los límites del parque natural. Después de saber que tres de los sensores de movimiento instalados para vigilar el buen estado de cimentación de la presa de Aznalcóllar estaban sucios, es decir, ofrecían un grado deficiente de lectura, y el cuarto simplemente no funcionaba, lo que en un principio podía considerarse un caso de imprevisión pasa a ser un ejercicio de negligencia. El informe de la empresa Geocisa, enviado a la consejería de Industria de la comunidad autónoma andaluza, debería haber puesto en marcha una reclamación inmediata para subsanar las deficiencias de medición; más aún cuando las últimas lecturas, realizadas un año atrás, mostraban movimientos anómalos en el dique. Hay que pedir a la empresa Boliden, a la Consejería de Industria andaluza y al Gobierno una explicación ordenada, sin agobios, pero sin demoras, de estos aspectos. Las denuncias contra la empresa por utilizar sus instalaciones como cementerio de residuos o el expediente que se le abrió por vertidos contaminantes acrecientan las sospechas de que la rotura de la presa y el envenenamiento de Doñana fue la consecuencia lógica de una cadena de acciones irregulares.Pero si la explicación de las causas del vertido tóxico avanza lentamente, las tareas de limpieza de la zona, donde el lodo tóxico sedimentado es una amenaza constante y puede convertirse en peligro cierto cuando lleguen las lluvias, no ofrecen un ritmo mucho más vivo. A pesar de las exhibiciones públicas de sensibilidad respecto al gravísimo problema de Doñana y de la promesa de colaboración entre administraciones, la sensación prácticamente unánime es que las obras de retirada del fango están retrasadas y que no podrán terminarse a tiempo de evitar la época de lluvias. También en este caso la opinión pública merece una explicación concreta y completa para eliminar suspicacias.

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