FERIA DE SAN ISIDRO

Manuel Díaz: «El público ha entendido mi transformación»

La primera vez que se presentó en Madrid, lo hizo apoltronado en un Rolls-Royce. Éste fue el coche que le llevó a la plaza entre el bullicio. Unos cuantos saltos de la rana y los tendidos, bramando. Ocurría el 20 de mayo de 1993. «Te compro una casa o llevarás luto por mí», decía parafreseando al otro Cordobés. Ahora, todo es diferente. Por lo menos eso es lo que dice, mantiene y repite Manuel Díaz El Cordobés. «Estoy contento sobre todo porque la gente ha estado conmigo. Me temía lo peor y para nada», dice como preámbulo a una confesión: «Uno profundiza en sí mismo, cambia, rectifica viejos e...

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La primera vez que se presentó en Madrid, lo hizo apoltronado en un Rolls-Royce. Éste fue el coche que le llevó a la plaza entre el bullicio. Unos cuantos saltos de la rana y los tendidos, bramando. Ocurría el 20 de mayo de 1993. «Te compro una casa o llevarás luto por mí», decía parafreseando al otro Cordobés. Ahora, todo es diferente. Por lo menos eso es lo que dice, mantiene y repite Manuel Díaz El Cordobés. «Estoy contento sobre todo porque la gente ha estado conmigo. Me temía lo peor y para nada», dice como preámbulo a una confesión: «Uno profundiza en sí mismo, cambia, rectifica viejos errores y lo menos que pide es comprensión. Pues eso, me ha entendido».Morante de la Puebla, en la que era su confirmación, prefiere las palabras menos encendidas: «Me he desilusionado por culpa de la espada. Llevo una temporada de no fallar ni una y ahora, en efecto, ni una». De su último toro, el segundo sobrero de la tarde, el sevillano afirma que ha hecho honor a su nombre: Garbosillo. « Se movía un poco y algunas tandas he llegado a hilvanar con gusto. El problema es que no ha tardado en venirse abajo y pronto ha empezado a calamochear», dice.

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De su primer toro, el toricantano se queda con la anécdota: «Fue un despiste. Lo hice sin querer. Debe ser la falta de costumbre», dice sobre el hecho de olvidar pedir permiso al presidente antes de brindar el toro. «Eso sí, cuando fui a devolver los trastos a Julio Aparicio, sí que lo hice. Aunque no hicera falta. Ya se sabe, por si acaso, que el público es muy quisquilloso». Por lo demás, despacha la faena con premura: «Al toro le faltaba raza o como quiera que digan los periodistas. Vamos, era un pena».

A falta de 15 muletazos

Manuel Díaz, por su parte, tras el comentario introductorio de su conversión, salta a comentar su primer astado. «Le han faltado 15 muletazos más. El toro ha demostrado ser noble, ha entrado con codicia al caballo. La verdad, la exhibición de bravura que ha hecho en la suerte de varas es de las que ya no se ven. Luego ha estado emocionante con el capote», dice y acto seguido pasa a describir su estado de ánimo durante la faena de muleta. «Yo me he cruzado, le he dado distancia y, cuando he oído a la gente gritar, ni me lo creía. estaba emocionadísimo. Veía que era posible, que éste podía ser mi día. Luego se ha parado. Yo quería más y él, no. Qué se le va a hacer», narra con la rapidez que aporta el entusiasmo.«Sólo digo una cosa: deseando estoy de que venga el próximo día», alardea secundado por Morante: «No he podido hoy, pero la gente se ha quedado conmigo, con mis ganas y maneras. El próximo día que me hagan sitio». El primero repetirá el domingo 24 de mayo. El recién estrenado en Las Ventas lo hará el viernes 29.

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