El Bundestag consagra el nacimiento del euro

El canciller federal alemán, el democristiano Helmut Kohl, y su rival, el socialdemócrata Gerhard Schróder, jefe del Gobierno de Baja-Sajonia, sostuvieron ayer el primer enfrentamiento directo de la campaña electoral al perfilar sus diferentes concepciones de Europa en el debate que el Bundestag (Cámara baja del Parlamento) dedicó a aprobar el lanzamiento de la moneda única, junto con otros 10 países, en enero de 1999. Con vistas la cumbre europea de Bruselas, que se celebrará el 1 y el 2 de mayo, el Bundestag aprobó ayer el euro con una rotunda mayoría, tras un debate de más de ocho horas....

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El canciller federal alemán, el democristiano Helmut Kohl, y su rival, el socialdemócrata Gerhard Schróder, jefe del Gobierno de Baja-Sajonia, sostuvieron ayer el primer enfrentamiento directo de la campaña electoral al perfilar sus diferentes concepciones de Europa en el debate que el Bundestag (Cámara baja del Parlamento) dedicó a aprobar el lanzamiento de la moneda única, junto con otros 10 países, en enero de 1999. Con vistas la cumbre europea de Bruselas, que se celebrará el 1 y el 2 de mayo, el Bundestag aprobó ayer el euro con una rotunda mayoría, tras un debate de más de ocho horas.

Votaron 615 diputados: 575 lo hicieron a favor del euro; 35, en contra, y 5 se abstuvieron. Los votos a favor procedían tanto de la coalición gubernamental formada por la Unión Cristiana Democrática (CDU), la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) y el Partido Liberal (FDP), como de la oposición del Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes. Los votos en contra correspondieron a los 30 diputados comunistas del Partido del Socialismo Democrático (PDS), los socialistas de la antigua República Democrática Alemana, y a un pequeño grupo de disidentes respecto a la línea respaldada por el 94% de los parlamentarios. Los diputados del PDS, liderados por Gregor Gysi, protagonizaron el único incidente del día cuando obligaron a Kohl a interrumpir su discurso, al colocar unos carteles sobre sus mesas con la inscripción: "El euro, así no".

Aunque la política europea no es una de las especialidades de Schröder, el candidato al sillón que Kohl ha ocupado durante 16 años resolvió con brillantez la tarea que se había propuesto al intervenir como representante del Bundesrat (la Cámara alta o de los Estados federados alemanes), que actualmente le corresponde presidir y que hoy, a su vez, dará su visto bueno a la moneda única. Schröder dejó claro que tenía una actitud positiva ante el euro, para cuya introducción, según dijo, "hay buenas razones". Pero subrayó que éste no tiene garantías automáticas de éxito y lleva aparejados peligros y riesgos. El candidato se presentó a sí mismo como alguien con la valentía suficiente para afrontar estos riesgos y con ideas suficientes para conjurarlos. A Kohl, Schröder le dejó los méritos históricos del pasado.

Schröder reiteró las tesis que ha expuesto durante las últimas semanas y se manifestó a favor de una armonización de las políticas fiscales, financieras y sociales de los países europeos. En el centro de esta coordinación está la política contra el paro. El candidato mostró confianza en la posibilidad de coordinar a todos los países europeos con gobiernos socialdemócratas en la lucha contra el desempleo. De no lograrse, Alemania se enfrentará a nuevos movimientos migratorios y a peticiones de nuevas transferencias financieras. Para la estabilidad del euro, la lucha contra el paro tiene tanta importancia como el endeudamiento de países como Italia y Bélgica, según manifestó Schröder. Schröder admitió que la coordinación total es un objetivo difícil de conseguir y por ello abogó por unos "criterios mínimos".

Kohl optó por un discurso de corte clásico y, centrándose en el carácter histórico del cambio en ciernes, subrayó la necesidad de un líder experto en temas europeos, especialmente de cara a la presidencia alemana de la UE, durante los primeros seis meses de 1999. El canciller elogió reiteradamente a su ministro de Finanzas, Theo Waigel. Saliendo al paso de los argumentos de Schröder, Kohl manifestó que la economía y la política de empleo son tareas nacionales. "Alemania", dijo, "no quiere un Estado centralizado europeo, sino una unión federal europea".

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