Los nuevos telescopios gigantes europeos

El complejo VLT, en Chile, será el dispositivo astronómico más sensible del mundo

Todo está preparado en uno de los lugares más desolados del planeta, en el desierto de Atacama (Chile), para la inauguración de una avanzada y ambiciosa instalación científica europea: el complejo de telescopios VLT, formado por cuatro gigantes instrumentos de nueva generación (de 8,2 metros de diámetro el espejo principal de cada uno) que pueden utilizarse individualmente o combinados, y varios de 1,8 metros. El Observatorio Europeo Austral (ESO) tiene ya terminado en el observatorio de Cerro Paranal el primero de estos telescopios gigantes, el UTI, y para dentro de un mes aproximadamente est...

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Todo está preparado en uno de los lugares más desolados del planeta, en el desierto de Atacama (Chile), para la inauguración de una avanzada y ambiciosa instalación científica europea: el complejo de telescopios VLT, formado por cuatro gigantes instrumentos de nueva generación (de 8,2 metros de diámetro el espejo principal de cada uno) que pueden utilizarse individualmente o combinados, y varios de 1,8 metros. El Observatorio Europeo Austral (ESO) tiene ya terminado en el observatorio de Cerro Paranal el primero de estos telescopios gigantes, el UTI, y para dentro de un mes aproximadamente está prevista la operación culminante de primera luz, cuando el telescopio terminado se apunta a un astro y se comprueba que todo funciona.Cuando todo el complejo VLT (telescopio muy grande, en sus siglas inglesas) esté terminado, entre 2005 y 2010, será el dispositivo más sensible del mundo para observar cuerpos celestes. Tendrá una resolución espacial (capacidad de distinguir objetos individuales) equivalente a un telescopio de 200 metros de diámetro y sería capaz, explican los expertos de ESO, de ver desde la Tierra a un astronauta paseando por la Luna, a 300.000 kilómetros de distancia.

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Evidentemente los astrónomos no tienen ninguna intención de seguir en directo desde la Tierra las andanzas de hipotéticos exploradores lunares en el siglo que viene. Pero este observatorio, con su enorme resolución y sensibilidad, será capaz, por ejemplo de fotografiar planetas alrededor de estrellas similares al Sol, o de escudriñar el cosmos lejano para ver galaxias en formación, o estudiar astros individuales en otras galaxias; toda la gama, en suma, de las investigaciones de astrofísica observacional que tienen ante sí los astrónomos con esta nueva generación de telescopios con espejo de 8 a 10 metros de diámetro.

De Europa a Chile

Las piezas, delicadísimas, grandes y pesadas, del UTI han ido llegando a Chile desde varios países europeos a lo largo de todo el año pasado y se han ido montando en Cerro Paranal. El espejo principal llegó en diciembre. El segundo telescopio idéntico al primero está ya casi terminado y recibirá su primera luz dentro de pocos meses; el tercero y el cuarto, tal y como estaba previsto en el calendario escalonado, están muy avanzados.La descripción técnica de estos telescopios gigantes está llena de datos, apabullantes: por ejemplo, cada espejo principal, de un material flexible especial, pesa 23 toneladas y tiene un grosor de sólo 17,5 centímetros. Es como una gigantesca lente de contacto blanda de 8,2 metros de diámetro apoyada en decenas de dispositivos mecánicos, controlados por ordenador para que presionen el espejo por debajo con precisión para mantenerlo en su forma correcta.

Cada espejo está montado en un soporte de 10 toneladas y toda la estructura móvil, fabrica da en Italia, aunque pesa 430 toneladas, debe desplazarse rápidamente y con gran exactitud para que el telescopio pueda ser apuntado a las estrellas con alta precisión. La exactitud también es difícil de imaginar: cada espejo tiene una superficie óptica de 50 metros cuadrados y las medidas realizadas tras el pulido indican que dicha superficie es correcta en un margen de 0,00005 milímetros, lo que equivale a una desviación de un milímetro en una superficie de 165 kilómetros de diámetro.

Los espejos son de una pieza, una de las dos opciones técnicas que los constructores de telescopios han ideado para superar el límite actual de los 4,5 metros y saltar a la nueva generación, con ocho o diez metros. De hecho, sólo existen dos telescopios de este rango en funcionamiento en el mundo, en Hawai, y ambos tiene espejos formados por piezas (36 segmentos hexagonales cada uno). Esta opción de espejo segmentado ha sido también adoptada por España para el telescopio gigante Grantecan cuya construcción acaba de ser aprobada en el observatorio de El Roque de los Muchachos en la isla de La Palma.

Mucho han debatido durante más de diez años los ingenieros, los expertos en óptica y los astrónomos acerca de espejos monolíticos delgados (de una sola pieza) o segmentados. Por difícil que pareciera hacer un espejo de ocho metros, la formación de un espejo astronómico con piezas parecía a muchos una locura. Sin embargo, ahí están los dos Keck estadounidenses de Hawai funcionando estupendamente.

Los europeos afirman tener una enorme confianza en sus espejos, fabricados en Alemania y Francia. Ahora, con la primera luz del UT1 y los instrumentos de observación que se irán montando en los próximos meses, se acerca el momento de la verdad y de las comparaciones.

Los telescopios del VLT podrán ser utilizados por separado, pero el gran sueño del ESO, que colocará a los astrónomos europeos en clara ventaja en cuanto a instrumentos de observación gigantes es la interferometría, una técnica que combina la luz captada con varios instrumentos separados, pero perfectamente sincronizados, y que proporciona una resolución igual a la que daría un telescopio único del tamaño de la distancia máxima que separa a cada uno de los integrantes del interferómetro. Esta técnica es muy corriente en radioastronomía, en la que se utilizan simultáneamente antenas situadas incluso en diferentes continentes, pero en los rangos ópticos e infrarrojo, como pretenden los europeos con los cuatro telescopios gigantes, más otros pequeños situados en el complejo de Cerro Paranal, está aún en fase prácticamente experimental.

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