Ambiente festivo

Celebrando el décimo cumpleaños del sello discográfico Munster, legendaria marca madrileña que es sinónimo de preservación del rock, de nuevo la presencia del simpático Ben Vaughn llenó la noche primaveral de sonidos alegres, rock and roll de manual y ambiente festivo.Teloneado por los madrileños Nitros, que exhibieron un largo repertorio de ortodoxia instrumental rockera en clave de surf, el norteamericano Vaughn se sintió a sus anchas reinventando el rock and roll, despojándolo de los aspectos que más le afean -arte de excesos, culto al volumen, alarde de virtuosismo...- y revi...

Celebrando el décimo cumpleaños del sello discográfico Munster, legendaria marca madrileña que es sinónimo de preservación del rock, de nuevo la presencia del simpático Ben Vaughn llenó la noche primaveral de sonidos alegres, rock and roll de manual y ambiente festivo.Teloneado por los madrileños Nitros, que exhibieron un largo repertorio de ortodoxia instrumental rockera en clave de surf, el norteamericano Vaughn se sintió a sus anchas reinventando el rock and roll, despojándolo de los aspectos que más le afean -arte de excesos, culto al volumen, alarde de virtuosismo...- y revistiéndole de la sencillez más juvenil y guatequera.

Con canciones eclécticas que abarcan una amplia gama de estilos -Jerry Lewis, Seven days o El camino- y ayudado únicamente por una guitarra acústica, una armónica y una caja de ritmos, Vaughn dio en todo momento la impresión de ser el artista idóneo para cuando en alguna celebración no se puede pagar al grupo entero. Al final, y tras invitar a su amigo Don Markus a cantar y tocar la armónica, Ben Vaughn tuvo que salir hasta tres veces para ofrecer una buena dosis extra al respetable, que embelesado se negaba a vaciar el recinto.