Tribuna:

Respuestas pendientes

El anuncio hecho el viernes por dos investigadores de la Universidad de Valencia sobre la posibilidad de descomponer el agua mediante un catalizador y a temperatura ambiente ha levantado una fuerte expectación. Digamos de entrada que, si se confirma el hecho descrito, y el historial de los dos investigadores del descubrimiento, con muchos años de trabajo en el campo de los complejos de molibdeno, es un aval nada despreciable, nos encontraríamos efectivamente ante un importante avance en el uso de energías alternativas al petróleo.Pero conviene distinguir lo que es el descubrimiento y su poster...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El anuncio hecho el viernes por dos investigadores de la Universidad de Valencia sobre la posibilidad de descomponer el agua mediante un catalizador y a temperatura ambiente ha levantado una fuerte expectación. Digamos de entrada que, si se confirma el hecho descrito, y el historial de los dos investigadores del descubrimiento, con muchos años de trabajo en el campo de los complejos de molibdeno, es un aval nada despreciable, nos encontraríamos efectivamente ante un importante avance en el uso de energías alternativas al petróleo.Pero conviene distinguir lo que es el descubrimiento y su posterior aplicación. Las noticias publicadas estos días en la prensa parecen dar por sentado que en breve plazo las fuentes públicas pasarán a ser inagotables gasolineras. Repitamos que, de confirmarse el hallazgo, el primer paso estaría dado, pero todavía existen muchas preguntas que deben ser contestadas antes de asegurar que el proceso es viable desde el punto de vista práctico. Hagámonos algunas.

Más información

Supongamos que es un proceso catalítico. ¿Cuánto vale el catalizador? ¿Qué vida media cabe esperar? Aunque en pruebas de laboratorio el catalizador apenas se modifica, cuando pasamos a producciones elevadas, los catalizadores acaban desactivándose, sufren pérdidas imposibles de evitar y deben ser sustituidos. El gas obtenido, si estamos ante la descomposición del agua, debe ser una mezcla de hidrógeno y oxígeno. ¿Puede utilizarse esa mezcla como fuente de energía o habrá que separarlos? Si se han de separar, el proceso puede ser costoso y echar por tierra la idea de una energía gratis. ¿Qué tipo de agua se va a utilizar? Si es destilada, el proceso de purificación influiría negativamente en el valor final de la energía. Si se utiliza agua corriente, el contenido en sales impediría que el agua se consumiera totalmente obligándonos a utilizar un proceso con entrada y salida continua de agua en el que esta circulación colaboraría probablemente a las pérdidas de catalizador.

¿Qué cantidad de hidrógeno puede obtenerse por ahora? ¿Cuáles son las condiciones óptimas de trabajo? En los experimentos presentados públicamente, la velocidad de generación de gas era pequeña y la cantidad recogida apenas sobrepasa los 100 centímetros cúbicos. Esto equivale a disponer de 0,006 gramos de hidrógeno, con el que podríamos calentar algo menos de un grado un cuarto de litro de agua.

¿Qué tipo de energía se utiliza para descomponer el agua? Recordemos un principio básico: si descomponemos el agua y la volvemos a formar en las mismas condiciones, la energía que nos suministra el hidrógeno al quemarse es exactamente la misma que necesitamos incorporarle nosotros al agua para que se descomponga. ¿Qué se ha ganado? La posibilidad de que la energía recuperada sea de un tipo más útil que la utilizada para descomponer el agua. Este es, para mí, uno de los puntos clave del problema porque, de acuerdo con el principio enunciado arriba, podría ser que la generación de gas estuviera controlada por la cantidad de energía que pueda captar el sistema. Sería necesario, pues, realizar la reacción en condiciones tales que la energía pueda llegar a la velocidad adecuada.

Quedan sin plantear muchas preguntas, en los aspectos científicos y, sobre todo, en los tecnológicos. Estoy seguro de que los investigadores, conocen la respuesta a algunas de ellas, otras se las han planteado y siguen siendo un misterio; y otras ni siquiera entran en los planteamientos que deben hacerse en una investigación básica.

Esta reflexión sobre lo que falta por conocer no tiene como finalidad disminuir la importancia del descubrimiento. Al contrario, la noticia se ha dado con tanto entusiasmo que cuando dentro de un año sigamos llenando el depósito del coche en la gasolinera podríamos pensar que todo era falso.

Acabo por donde comencé: si se confirma la descomposición del agua a temperatura ambiente o ligeramente superior, se habrá iniciado una vía que puede conducir a una energía limpia y barata. Si esto es así, los investigadores de la Universidad de Valencia tendrán siempre el reconocimiento de haber sido los iniciadores de este nuevo camino.

Antonio Aucejo es catedrático de Ingeniería Química en la Universidad de Valencia.

Archivado En