Crítica:FLAMENCO

Sobriedad y buen arte

La Junta de Andalucía impulsa este tipo de espectáculos, que efectivamente parecen una buena manera de difundir la cultura propia. En este caso, el flamenco. Espectáculo de formato bien medido -hora y media sin descanso-, con un elenco de pocos artistas pero todos excelentes, buen ritmo y sobria realización. Yo diría, incluso, que buenas vibraciones.Esperanza Fernández y José Mercé son cantaores dúctiles y que dan gran calidad a la hora de implicarse en proyectos en que deben atenerse a un guión establecido y carecen de la libertad que tienen en sus recitales personales. Pero esa posible falta...

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La Junta de Andalucía impulsa este tipo de espectáculos, que efectivamente parecen una buena manera de difundir la cultura propia. En este caso, el flamenco. Espectáculo de formato bien medido -hora y media sin descanso-, con un elenco de pocos artistas pero todos excelentes, buen ritmo y sobria realización. Yo diría, incluso, que buenas vibraciones.Esperanza Fernández y José Mercé son cantaores dúctiles y que dan gran calidad a la hora de implicarse en proyectos en que deben atenerse a un guión establecido y carecen de la libertad que tienen en sus recitales personales. Pero esa posible falta de libertad ni se nota en este espectáculo, pues se les ve distendidos y haciendo sus cantes con toda naturalidad, desde la inicial ronda de estilos a palo seco -extraordinarios los dos- hasta las bulerías finales llenas de frescura y brillantez.

Flamenco viene del Sur

Cante: Esperanza Fernández y José Mercé. Toque: Tomatito y Moraíto, Chico. Piano: José Miguel Evora. Percusión y baile: José Fernández. Madrid, Teatro Lara, 4 de febrero.

En el acompañamiento musical se alternan, o coinciden, el piano de Évora y las guitarras de Moraíto y Tomatito. Acompañamiento de lujo por que José Miguel Évora es un músico espléndido que tiene ya experiencia en el flamenco y una perfecta comprensión de los recursos de lo jondo, y cuando lleva todo ello a la interpretación se convierte en uno de los que mejor han sabido transformar el piano en instrumento para el flamenco. Y de Moraíto y Tomatito -éste también hizo unos temas en concierto-, qué podemos decir de ellos que no haya sido dicho ya una y muchas veces. En este empeño actuaron medidos y compenetrados, sin alardes, con un rigor absolutamente ejemplar.

Para que el espectáculo fuera completo, haría falta, quizás,- algo más de baile, aunque al final Joselito Fernández se da unas vueltas por bulerías que valen por todo lo que falta anteriormente. Es bailaor muy serio, de perfil afilado y una estética en que manda la economía de recursos como vehículo de belleza.

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