CRISIS EN LA CASA BLANCA

El presidente confirma la eliminación del déficit y anuncia ambiciosos programas sociales

Bill Clinton salió triunfante de su discurso sobre el estado de la Unión y lo hizo apoyándose en el mismo argumento que le condujo a la Casa Blanca en 1992: la preocupación por el bienestar social de los norteamericanos. Aunque hizo referencias al papel internacional de EE UU, Clinton centró su discurso en cuestiones internas e hizo hincapié en la necesidad de incrementar la atención sanitaria y de aumentar los medios educativos. El presidente anunció que no lo haría subiendo los impuestos, sino con el superávit, que, aseguró, EE UU alcanzará el año próximo.

En un tono triunfalista, cor...

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Bill Clinton salió triunfante de su discurso sobre el estado de la Unión y lo hizo apoyándose en el mismo argumento que le condujo a la Casa Blanca en 1992: la preocupación por el bienestar social de los norteamericanos. Aunque hizo referencias al papel internacional de EE UU, Clinton centró su discurso en cuestiones internas e hizo hincapié en la necesidad de incrementar la atención sanitaria y de aumentar los medios educativos. El presidente anunció que no lo haría subiendo los impuestos, sino con el superávit, que, aseguró, EE UU alcanzará el año próximo.

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En un tono triunfalista, correspondido por los miembros del Congreso que le interrumpieron con sus aplausos en nada menos que 104 ocasiones, el actual inquilino de la Casa Blanca se presentó como el primer presidente de los últimos 30 años que ya no tendrá que luchar contra el déficit presupuestario ni que éste sea una de sus principales preocupaciones. "En los últimos tres decenios, seis presidentes se han presentado ante ustedes para informarles sobre los daños causados a la nación por el déficit, dijo. "Esta tarde yo me presento para anunciarles que el déficit federal será simplemente cero" añadió mientras estallaban los aplausos.El presidente expuso los datos que reflejan el buen momento económico que atraviesa el país y a continuación incidió en una de sus ideas más valoradas por los norteamericanos: las cuestiones sociales, empezando por las jubilaciones. "Les propongo que ahorremos el 100% del beneficio presupuestario -hasta el último centavo- hasta que hayamos tomado las medidas necesarias para asegurar el sistema de pensiones" recalcó. Clinton advirtió además a la mayoría republicana en el Congreso que no se utilicen los beneficios presupuestarios previstos para efectuar una bajada de impuestos antes de solucionar las pensiones. "¡Lo primero es salvar la Seguridad Social!", exclamó.

Ante una Cámara entregada, Clinton prosiguió exponiendo su programa de reformas. "Parece que los tiempos son buenos y nos podemos permitir tomar una medida simple y razonable para ayudar a millones de trabajadores que luchan para sacar adelante a sus familias: debemos aumentar el salario mínimo".

Los argumentos utilizados en el discurso presidencial oscilaron constantemente entre las promesas de mejoras sociales, que satisfacen especialmente a los demócratas, y los datos concretos sobre la bonanza económica, en particular la promesa de no aumentar los gastos, algo tranquilizador para los republicanos. "Hemos superado el debate estéril entre aquellos para quienes el Gobierno es el enemigo y los que creen que es la respuesta. Hemos encontrado una tercera vía. Tenemos un Gobierno más pequeño pero una nación más fuerte".

En el plano internacional,Clinton -además de la explícita advertencia a Irak- pidió al Senado que conceda el visto bueno a la ampliación de la OTAN a Polonia, Hungría y República Checa. El presidente también solicitó al Congreso que prolongue la decisión de mantener a las tropas norteamericanas en Bosnia.

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Ayer por la tarde el presidente norteamericano pudo comprobar en persona los efectos de su discurso. Más de 10.000 personas le dieron una calurosa bienvenida en la Universidad de Illinois, y aplaudieron a rabiar durante el discurso que pronunció explicando las mismas reformas que un días antes había propuesto ante el Congreso. Clinton estuvo flanqueado por el vicepresidente Al Gore.

Sin embargo, la jornada presidencial terminó en un susto cuando el avión que transportaba a Clinton -el Air Force One- se salió de la pista de despegue y quedó atrapado en el barro. El presidente se vió obligado a cambiar de aparato.

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