Crítica:FLAMENCO

Gran arte jondo solidario

Noche de soleares, cuatro de los cinco cantaores las hicieron, y fue también el baile elegido por El Güito, que hizo con su habitual magisterio. Noche de alegrías, también, en un doble sentido: porque oímos el estilo, muy bien interpretado, a tres de los cantaores, y por la alegría que siempre nos da la respuesta tumultuaria del público a un fin solidario, como era esta la ocasión.No vamos a fijarnos, pues, en cualquier motivo para una crítica negativa, pues el solo hecho de que todos los artistas acudieran a la cita desinteresadamente, ya merece una calificación de sobresaliente. Tampoco hubi...

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Noche de soleares, cuatro de los cinco cantaores las hicieron, y fue también el baile elegido por El Güito, que hizo con su habitual magisterio. Noche de alegrías, también, en un doble sentido: porque oímos el estilo, muy bien interpretado, a tres de los cantaores, y por la alegría que siempre nos da la respuesta tumultuaria del público a un fin solidario, como era esta la ocasión.No vamos a fijarnos, pues, en cualquier motivo para una crítica negativa, pues el solo hecho de que todos los artistas acudieran a la cita desinteresadamente, ya merece una calificación de sobresaliente. Tampoco hubiera habido lugar, la verdad sea dicha, porque todos ellos estuvieron a una gran altura, identificándose con su propio cante y con lo que el público esperaba de ellos. Un público siempre entregado, entusiasta, ejemplar.

II Festival Flamenco Puente Solidario

Cante: Paco del Pozo, Vicente Soto, Chaquetón, Cabrero, José Menese. Toque: Pepe Núñez, Moraíto hijo, Antonio Carrión, Paco del Gastor. Baile: Güito. Colegio Mayor San Juan Evangelista. Madrid, 12 de diciembre.

Valga como muestra que a El Cabrero le pidieron los consabidos fandangos, y no hizo fandangos, sino siguiriyas, miloñga, soleares y tonás, destacando en los dos últimos géneros. De telonero salió Paco del Pozo, el joven madrileño ganador en La Unión de la Lámpara Minera de este año, en quien advertimos, además de una gran afición, un enorme progreso artístico. Vicente Soto, de la casa de los Sordera, dejó con la excelencia que él sabe hacerlo, el buen eco de los cantes de Cádiz y Jerez.

En maestro Chaquetón, especialmente en su estremecedora interpretación de la malagueña de Enrique El Mellizo, pero también por alegrías y por bulerías. E igualmente el maestro José Menese, quien hizo unos campanilleros que fueron una belleza y por soleares y siguiriyas alcanzó verdaderas cumbres. Los guitarristas acompañaron muy bien, y El Güito, ya lo hemos dicho, bailó admirablemente su soleá. Una gran noche para un noble objetivo solidario.

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