El alcalde de Moscú interviene para evitar el cierre de la galería Tretiakov
El alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, tuvo que salir ayer al rescate de la galería Tretiakov, el museo del Prado ruso, que abrió sus puertas hace dos años tras 10 de restauración y que corre peligro inminente de tener que echar nuevamente el cierre. El riesgo procede de la falta de fondos para pagar a los policías que la protegen, que amenazan con desertar en masa. Luzhkov, que preside el consejo de la fundación, pedirá al Gobierno que asegure el pago de los atrasos, según declaró ayer el director del museo, Valentín Rodiónov.Muchos de los guardias se han ido ya, y el resto puede hacerlo a...
El alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, tuvo que salir ayer al rescate de la galería Tretiakov, el museo del Prado ruso, que abrió sus puertas hace dos años tras 10 de restauración y que corre peligro inminente de tener que echar nuevamente el cierre. El riesgo procede de la falta de fondos para pagar a los policías que la protegen, que amenazan con desertar en masa. Luzhkov, que preside el consejo de la fundación, pedirá al Gobierno que asegure el pago de los atrasos, según declaró ayer el director del museo, Valentín Rodiónov.Muchos de los guardias se han ido ya, y el resto puede hacerlo antes de que termine el año. La galería se encuentra en una situación financiera desesperada, con deudas cercanas a los 700 millones de pesetas, no sólo por impago de salarios sino también de servicios esenciales, como el agua, la calefacción y la electricidad, fundamental esta última para la buena conservación de unos fondos que incluyen 100.000 obras.
La Tretiakov reúne la más importante colección de pintura rusa que existe en el mundo y destaca especialmente por sus iconos del siglo XII al XVII. Los hay de la escuela de Kiev (como La Gran Panaguía), de Bizancio (la Virgen de Vladimir), de Moscú (Los santos Borís y Gleb), de Pskov (El profeta Elías), de Novgorod (San Nicolás el Taumaturgo) y, por supuesto, de Andréi Rubliov (La Trinidad). Especialmente interesantes son las obras de Los Ambulantes, como Vasili Perov e Iván Kramskoi, que efectuaban en el siglo pasado una peculiar denuncia social mediante exposiciones intinerantes para mostrar las trágicas condiciones en las que malvivía el pueblo ruso. Se exhiben también importantes colecciones de la pintura posterior a la revolución y del realismo socialista.